lunes, 16 de julio de 2012

PRIMER CONCURSO SEXUAL





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PRIMER CONCURSO SEXUAL

En el pueblo de Ana se celebró un concurso secreto de carácter sexual. Todo había comenzado en una disputa de taberna a altas horas de la madrugada. Estuvieron luego largo tiempo dándole vueltas al asunto hasta perfilarlo definitivamente: se buscarían otros campeones y se apostaría. Lugar: el parador. Las mujeres, de la Ruta de los Puticlubs.

La noche indicada, antes de las once, comenzaron a acudir los participantes, los mentores y los curiosos deseosos de divertirse y apostar.

Al poco llegaron en una furgoneta las putas. Todos se reunieron en el gran salón y tras un corto escarceo dialéctico se emparejaron.

Las mujeres animaban a los hombres y estos se dejaban admirar. El juez secretario leyó el pliego de condiciones:

¡Concurso sexual! Seria ganador el que más polvos echara en ocho horas. Se podría comer y beber, prohibidos los fármacos. Los perdedores y sus apoderados pagarían a las putas; además pagarían los otros gastos generados por el concurso, así como mil euros por cabeza al ganador que también sería recompensado con un quince por ciento del dinero de las apuestas. A las doce comenzaría.

Mientras tanto bebían algo, revisaban camas, habitaciones y baños. Las mujeres se acicalaban con masajes y lociones. Ninguna tenía la sensación de realizar algo extraordinario. Incluso una llegó a comentar que no esperaba batir su marca esa noche.

A las doce menos cinco se metieron los concursantes en las habitaciones. Debían dejar las puertas entreabiertas para que los jueces controlaran el desarrollo de la prueba.

Comenzaron. Cuatro burros en celo montaron a sus respectivas y como no se trataba de satisfacerlas acabaron pronto. Tres de los cuatros se quitaron de encima para recuperar aliento. Solo el culpable de todo aquello, el llamado Bolina, siguió dale que te pego y en otros cinco minutos aventajaba a sus rivales por dos a uno.

En la primera hora mantuvo la diferencia en un tres a dos sobre Pedro "el Zumbido" y Jesús "Seco", pero fue alcanzado por el berraco Mini.

Salieron a beber algo, picaron, charlaron, se desafiaron como boxeadores y volvieron a la faena. Cada hora un polvo.

Ese fue el ritmo hasta las dos. De dos a tres solo Bolina lo mantuvo, con lo que se adelantó de nuevo y aumentó su ventaja en las siguientes horas al seguir así hasta las cinco. Mini estaba detrás y los otros dos, más rezagados.

De cuatro a cinco falló Jesús "Seco", colocándose en último lugar. Bolina hizo uno en la séptima hora, se recuperó Seco, lo mismo que Pedro. Mini se mantuvo en uno a la hora hasta las cuatro.

En las últimas tres horas contabilizadas, Bolina volvió a dos, Mini regresó "para rematar", y los otros hicieron uno.

No cabía duda, Bolina había echado 9 polvos en ocho horas. Mini 7. Pedro, 6. Y Seco, 5.

Se lavaron, se vistieron, arreglaron todo desayunando y se fueron...

Las leyendas cuentan luego lo que quieren y convierten los sucesos en fabulosos. Dicen, dicen, dicen...Los trucos empleados, las copas adecuadas, la comida, ¡ah, aquellas mujeres!, ¡lo que hicieron para ponérsela tiesa! Se cuentan sobornos exquisitos y extravagantes, dinero a tocateja, exhibicionismo, humillaciones eróticas y ánimo, mucho ánimo.

La hazaña corrió por los mentideros del ambiente aumentando el prestigio de la Ruta de los Puticlubs.

Cuentan que Bolina, enamorado de su puta, quiso retirarla, pero al no ser de posibles se lió y arruinó el trabajo que tenía.

Y hay que oír a alguno de los que estuvo en la gran sala central del parador, mujeres y hombres hasta veintiuno, con las puertas entreabiertas, oyendo jadeos, gemidos, palabras, bebiendo y charlando... Se cuenta que ocurrieron maravillas entre ellos.

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