martes, 24 de julio de 2012

ROBOT LECTOR





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ROBOT LECTOR

El Libro Electrónico (LE) tenía lectores robot que leían todo el tiempo, a velocidad meteórica los miles de libros que la necesidad y necedad de los hombres vomitaba sobre sus entradas de datos.

Escudriñaban lo importante según un gradiente de control y lo pasaban a los ingenieros especialistas de área que codificaban e incorporaban al cociente central lo estipulado y almacenaban el resto en el espacio, en El Rastro Indeleble.

De cualquier manera, una larga lista de espera se amontonaba en los almacenes que surtían a los robots, dado el frenesí de escritura que embargaba a los humanos y a sus máquinas de ayuda.

Libros de todas clases y condición que debían aguardar su turno para ser devorados, meteóricamente, por los robots lectores.

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