martes, 17 de julio de 2012

ALMACEN DE ONDAS ADELANTADAS




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ALMACEN DE ONDAS ADELANTADAS

Tras el desastre del Beso Electrónico, el ingeniero Migras, degradado, fue a parar a la sección denominada por los especialistas, Cloaca. Con este nombre era conocido el almacén de ondas especiales.

Este archivo, instalado en la protuberancia artificial que la factoría informática hacía en la base de Modelo, estaba encargado de codificar, en forma de ondas retardadas, toda la información obsoleta y mandarla al espacio secuenciada. Lo llamaban el rastro indeleble. Y era una estela cultural que se propagaba por el espacio en dirección a ninguna parte, a una velocidad próxima a la del sonido y que siempre estaba disponible gracias al lector de frecuencia de ondas adelantadas.

Era un sistema de almacenaje perfecto ya que no ocupaba ningún sitio.

Y a él se arrojaban, como a un sumidero, todas las chorradas que el Libro Electrónico (LE) recogía preso de su frenesí de infinito.

Migras, desde una cabina que apuntaba a las estrellas como un observatorio astronómico, se ocupaba de codificar ingentes cantidades de información basura y de lanzarla al espacio.

A veces tenía que recuperar algo y lo hacía con precisión y concienzudamente. Él esperaba encontrar en la basura una perla que le devolviera el prestigio que le había arrebatado el Beso Electrónico. Pero era como buscar un anillo arrojado a un río caudaloso.

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