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EL HOMBRE DEL RELOJ
Sako era un tío normal y sin embargo lo metieron en un reloj de pulsera: lo abrieron por detrás y apareció la maquinaria. Lo cogieron y ¡adentro! Taparon... Allí estaba, revuelto con todas aquellas piezas: unas ruedecillas en el vientre, bielitas en una mano, números en sus confusos límites, muelles en el pecho... Y el tictac en la cabeza...
¡Quién llevaría puesto aquel reloj?
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