viernes, 29 de junio de 2012

ROMANCE DE LA NAVAJA TECNOLÓGICA




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ROMANCE DE LA NAVAJA TECNOLÓGICA

Brilló el filo metálico de la navaja eléctrica

...rrrrrrrrr...rrrrrrrrrr...rrrrrrrrr...

rrrrrrrrr...Para luego ocultarse...rrrrrr...

...rrrrrrrrr...Y luchar... rrrrrrrr...

...rrrrrrrrr...Adelante... rrrrrrrr...

...rrrrrrrrr...Y atrás... rrrrrrrrr...

...rrrrrrrrr...Ruido casi de serpiente...

...rsrsrsrssss...rsrsrsrsr...rsrsrsrsssss...

...rrrrr...Movimientos quebrados para

esquivar la navaja mecánica…

...rrrrrrrrr...En la cara...rrrrrrrr...

...rrrrr...No paraba quieta la navaja...rrr...

...rrrrrr...Y sin mano...rrrrrr...

...rrrrrr...Tenia vida propia...rrrrr...rrrsss...

...rrrr...¡zas! rrr...¡Zas!...rrrr...

...rrrr...rrr...Arriba...rrrrrr...

...rrrrrrrr...Abajo....rrrrrrr...

...rrrrr...Es una máquina de matar...rrrrr...

...rrrrrr...Que llega a su destino....rrr..

...Crunchunmmmrssssrragggrrsrsrsrsr...

...Hundida hasta las cachas gitanas...rsrsrsss...

...rrsrrss sale despacio...rsrsrsrs...

...rrsrrrsrr...salpicando...rsrsrssrrr...

...rsrrrsrrrrrrrr ¡CLAC!...

Se fue a esconder en la mano... ...

... la navaja manchada de sangre.

EL VUELO DE DOS MOSCAS





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EL VUELO DE DOS MOSCAS

Dos moscas fueron a un hotel. Entraron por una ventana del segundo piso. Pasaron a una habitación en la que había una pareja haciendo el amor, se posaron en el trasero del hombre pero fueron expulsados del lugar por una caricia de la mujer. Bajaron por la escalera de mármol hasta el salón principal, revolotearon en la moqueta roja y llegaron al bar donde se posaron en los vasos de las bebidas. Tuvieron que remontar el vuelo cuando los clientes quisieron beber. Las dos moscas se dirigieron entonces a la cocina lanzándose hacia una fantástica tarta. Picotearon hasta que el cocinero las vio y se abalanzó sobre ellas, espantándolas. Volaron enzarzadas hasta un patio desde el que se colaron a un recibidor. Allí se posaron en los muslos de una mujer que se las quitó de encima una y otra vez. Se dirigieron hacia la sala de congresos donde se celebraba un simposium sobre la aventura espacial. Se enzarzaron en otra pelea para acabar aterrizando en la calva de un vejete que dormía plácidamente en su butaca. Le hicieron cosquillas con sus paseos por lo que el anciano las espantó de un manotazo. Cruzaron enseguida la zona de espectadores y se lanzaron en picado sobre un gran globo terráqueo que dominaba la conferencia. Se posaron en Europa y revolotearon por diversos países. Estaban en Francia cuando un secretario de ponencias las aplastó con una revista.

TIERRA QUEMADA




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TIERRA QUEMADA

Ángeles negros esparramados por el polvo abrasado.

Las venas abiertas de la Tierra.

Cuerpo despellejado.

Desde los márgenes, los animales observan

el vacío total,

vibraciones magnéticas de mal los paralizan.

Terror psicológico ancestral.



Los troncos espectrales, las rocas estalladas, restos retorcidos de arbustos carbonizados, naturaleza fantasma...

Jugamos a las pisadas lunares: crujidos característicos. A veces liberamos aire aprisionado por el cataclismo y nos sorprende con efectos especiales...

Ya estamos inmersos en la tierra quemada. Creamos desolados sentimientos, impotente teatralidad...

Tenía que decir algo sobre gnomos y otros seres, pero no me atrevo. Todos deben haber desaparecido con el desastre... ¡No!, allí hay algo. ¡Nos ha visto! ¡Huye! Le seguimos por la tierra quemada. Es un geniecillo, animal y humano, como verdusco, barbas, cuernos, corre a cuatro patas y a dos. Lo seguimos un buen rato, colinas y colinas calcinadas. Se refugia en las ruinas de una majada, se esconde en el gran corral en el que se ha salvado algo de vegetación. Lo buscamos y acorralamos contra una pared. Nos mira desesperado. ¡Un hechizo pagano se apodera de nosotros!:



Fuerzas subliminales,

poderosas estatuas de viento,

remolinos negros,

sentimiento no fiable,

ardores súbitos ascendiendo

al rostro paladar

aplastado por la hipnosis.

Ángeles negros revolotean

en las colinas calcinadas...

Cuando vamos a apresarlo desaparece...


LA OFICINA DEL DOLOR




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LA OFICINA DEL DOLOR

A la oficina del dolor acudía la gente más desorientada de la ciudad de Modelo. La mayoría de ellos equivocados, dispuestos a desprenderse de tan molesto acompañante.

Pero allí no se iba para abandonar el dolor, se iba para adquirirlo.

Las explicaciones eran claras y contundentes. La filosofía se la sabían hasta las secretarias.

- Rellene estos impresos.

El aspirante los rellenaba.

- No acudirá usted a analgésicos, médicos, curanderos, ni nadie por el estilo. Está prohibido suicidarse, nos interesan ustedes dolorosos pero vivos. Firme aquí.

Y firmaban. Los pasaban a una sala de espera y uno a uno los introducían en la consulta. En ella un equipo le hacia una somera revisión médica, un test de preguntas y listo.

-¿Porqué ha venido usted a nosotros?

- Porque mi vida carece de sentido.

- Bien, nosotros se lo daremos. Es usted un candidato ideal. El mundo va hacia la locura. Atajémosla con una locura mayor. Un ejercito de dolorosos se extiende por la sociedad, invisible pero eficaz. Solo con dolor puede haber solidaridad.

Y recitaban tales iluminaciones de rutina.

- No vamos a engañarle - le explicaban ya sentado ante la máquina inyectable. - Confiamos más en nuestra técnica que en nuestra doctrina... Vamos a introducirle por vía intravenosa un conjunto de moléculas que actuarán de catalizadores metabólicos permanentes y lo convertirán a usted en un "doloroso".

La máquina era manejada con rapidez y precisión. Hacia ¡zas! y con rapidez entraba en la vena un líquido amarillento que en un instante le producía algo de vértigo y mareo.

- El dolor será el fondo de su vida de ahora en adelante, deberá aprender a controlarse y a vivir con él, deberá usarlo en beneficio de todos.

La puerta de la sala de inyección daba a un largo pasillo que terminaba en un vestíbulo de salida de la Oficina del Dolor.

Los nuevos adeptos salían tambaleándose, con fuego en los ojos y un rictus enfermizo en el rostro.

Luego se integraban a la comunidad y con sus obras y proselitismo minaban la dura sociedad Modelo.


EL PITO TECNOLÓGICO



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EL PITO TECNOLÓGICO

Cano tenia un pito desarticulable que podía buscarse la vida por su cuenta, transmitiéndole las sensaciones al cerebro por ondas adelantadas (O.A.)

El miembro poseía unas cualidades fascinantes. Su autonomía era de varios quilómetros, se desplazaba en superficie con unas ruedecitas instaladas en la base a modo de testículos, y por el aire, volando silenciosamente.

Cano podía ver en pantalla los objetivos gracias a una cámara instalada en la punta y dirigirlo si no estaba programado. Por ejemplo, si desde casa lo orientaba para perseguir a una señora, ya no podía modificar los acontecimientos.

Tambien se programaba para la aventura y así, el Pito se metía donde podía.

De esta manera la vida sexual de Cano era variada y divertida habiendo conseguido deseos difíciles de satisfacer. Raramente era rechazado, aunque a veces había tenido que usar técnicas de violador o penetrar durante el sueño.

Una vez fue secuestrado por unos maricas que dieron buena cuenta de él, incluso lo sometieron a tortura eléctrica. Menos mal que pudo escapar.

Sus aventuras son innumerables. Imagínense:

La señorita Aurora, admirada por Cano, recibió la visita del Pito

que se posó blandamente en la ventana, erguido, erecto, brillante. Cuando ella lo vio abrió mucho los ojos.

El aparatito se introdujo en el salón y se posó en el suelo, a sus pies. De la ranura central salió una luz roja que apuntó entre sus piernas.

Aurora se inclinó y lo cogió con la mano: estaba caliente, palpitaba, tenia vida propia. Lo acarició casi sin querer, exhalaba un aroma sugestivo, tanto que lo apartó de sí y lo tiró. Pero el Pito voló suavemente y se posó en el suelo. Usando las ruedecitas se acercó a la chica que, asustada, retrocedió. El Pito avanzaba haciendo rrrrrr... Llegaron al dormitorio. Ella se tendió en la cama; no se podía creer lo que ocurría. El mecano se abrió paso entre sus piernas y llegó a la ingle. Empujaba, empujaba.

Aurora se quitó las bragas y se dejó penetrar. Nunca había sentido nada igual, aquello la poseía con fuerza, su motor apretaba, efectuaba movimientos mete-saca, oscilatorios... ¡Era una máquina la que le daba placer! Y la satisfizo totalmente.

Luego se fue volando como un pajarito.

LEPROSOS



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LEPROSOS

Acompañé a la "colgada" a buscar su ración de heroína. Conduje el coche con cautela observándola de reojo. Temblaba. La abstinencia turbaba su semblante. Había sido bella, pero ya no. La droga devoraba su cuerpo y su espíritu: delgada en extremo, la cara chupada y con gruesos granos en los pómulos, los labios pintados resaltaban como dos pétalos mustios, su pelo, antes precioso, era ahora una mata lacia y sin gracia. Probablemente tendría anticuerpos del SIDA. Toda ella ajada y enfermiza, era una sombra de lo que fue.

Por recuerdo a una antigua pasión decidí ayudarla, no sin advertirle que los yonquis no son de fiar . Sólo tienen venas.

Pasó por alto mis reproches, la excitación del "mono" la volvía insensible a todo.

Nos adentramos en el tráfico, salimos al tercer cinturón y en el nudo sur nos desviamos hacia un poblado de chabolas. Detuve el coche, ella se bajó y echó a correr. Esperé unos minutos hasta que volvió. Se metió dentro y me indicó que la llevara cerca de allí, al río.

Conduje apenas un quilómetro por una carretera estrecha, hasta el puente. Aparqué en la cuneta. Ella salió y se dirigió abajo.

Yo salí con mucha precaución y me asomé: allí estaban los" colgaos".

Había veinte por lo menos, esparramados entre los pilares de la autopista. Algunos se ayudaban a inyectarse, otros yacían en el suelo, entre espasmos, recostados resoplando, o como muertos.

Ella quemaba su dosis en una cucharilla, la absorbía con una jeringuilla, se fabricaba un compresor con la misma manga de la camisa, la sujetaba con los dientes y de una manera inverosímil se picaba la dosis.

Al instante, lo que había sido extrema excitación y movilidad , era quietud y relajación. Extendió su cuerpo y se tendió en el suelo con la aguja aun clavada en el antebrazo, y se quedó así, respirando entrecortadamente.

Yo lo observaba todo alucinado. Llegaron más, otros se fueron, renqueantes, ayudándose a caminar.

¡Oh furia de los leprosos!. ¿Qué frenesí estúpido os aniquila?

¡Qué espectáculo tan deprimente la destrucción de tantas personas!

Pero ella seguía igual. Me decidí a bajar a buscarla. Caminé por entre los yonquis que ni me miraron siquiera. Llegué a su lado, le saqué la aguja del brazo y la ayudé a levantarse. Se sostenía a duras penas.

Nos fuimos de allí dando tumbos. Atrás quedaban los "colgaos" y su lujuria infecta.

Ya en el coche se revolvió inquieta, movió la cabeza a derecha e izquierda y murmuró sin gracia:

- Una vez me follaron debajo de ese puente. Me acababa de poner un pico y estaba "mu p´allá". Llevaba minifalda y sin medias. Estaba tumbada cerca del río. Un tipo se acercó y comenzó a meterme mano. Ni lo vi. Solo sentí que me quitaba las bragas, luego se tumbó encima de mí y me penetró. Yo sentía un placer vago y remoto, allá, abajo, muy, muy abajo...No sé ni cuando acabó...

Y quiso reírse, pero apenas le salieron del cuerpo unos gemidos tristes...



FANTASÍA HERÓICA




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FANTASÍA HERÓICA

Corella fue condenado a muerte. Había violado las leyes del pueblo Ivis. Su crimen era nefando, era un guerrero sin honor, un ciudadano que jamás podría usar la política en la ciudad estado.

Fue juzgado entre la indiferencia general y, para escarnio suyo y espectáculo de curiosos, condenado a la “muerte descendente”.

Corella fue llevado al pie del Pozo de Cristal y atado a la base de un antiquísimo dolmen tridente que servía de puerta al viaje ejecutor. Allí estaría hasta el amanecer en que sería cumplida la sentencia. Todos los turnos de guardia le dieron de comer y beber aunque no intercambiaron ni una palabra con él.

Desde el inmenso acantilado que caía sobre precipicios insondables, miraba su tierra, envuelta en la oscuridad, por última vez: la ciudad de Ivis, la de murallas naturales, encaramada en lo alto de un pico. Tenues resplandores le traen signos de una vida que le será ajena al alba.

Detrás de la ciudad, se alza la cumbre sagrada de los tres dioses, dominando los resplandores nocturnos de la urbe. ¡Las tres deidades le habían abandonado hacía tiempo! EL Sol, representante de todo lo que existe por encima de las cosas humanas, el Toro, representante de todo lo que existe por debajo de las cosas humanas, y el espíritu de la ciudad de Ivis, representante de las cosas humanas.

Corella estaba en el tercer pico que formaba la clásica configuración de la ciudad y por la que era conocida en el mundo como “la ciudad de los tres picos”. En este tercer pico estaba el pozo de la “muerte descendente”.

Corella había sido encontrado culpable de cobardía, dejación de sus deberes militares y huida bochornosa. Era el jefe de escolta de un convoy comercial que fue asaltado por bandidos. Una catástrofe.

Corella se salvó escapando sin luchar y volvió a Ivis creyendo ser el único superviviente y contando a la asamblea una historia semiinventada. Todo fue bien hasta que apareció otro superviviente, aún convaleciente de sus heridas y denunció el comportamiento de Corella. Los comerciantes, ciudadanos particulares, el estado y todos cuantos habían preparado la caravana, se dirigieron a la asamblea en demanda de castigo para el jefe de la escolta. Y sus peticiones fueron atendidas…

Pero nada de esto le importaba ya a Corella. Había salido la luna, llena y mágica, que le dio en el rostro, iluminó el Pozo de cristal cuyo resplandor lo bañó con su luz siniestra. Palpitaba por él, lo atraía…

Recordó lo que las leyendas antiguas contaban sobre el Pozo de Hielo: los fundadores de la ciudad llegaron del sur y desde la llanura descubrieron los tres picos. El del centro llamaba la atención por la disposición de las rocas en forma de muralla. Subieron hasta él y decidieron fundar la ciudad de Ivis en lugar tan ventajoso.

En los días siguientes exploraron los otros picos, el del norte era de una singular belleza y en él se acordó levantar un complejo religioso en honor a los dioses protectores de los ivis .

En el pico del sur encontraron un pozo de cristal tras una puerta singular, un dolmen tridente. Uno de los exploradores resbaló y se precipitó en el Pozo, desapareciendo. No regresó jamás. Se le buscó por barrancos, cañones, grietas y quebradas; en vano. Se lo había tragado la tierra.

El tercer pico fue considerado maldito, se cortaron los accesos dejando un franja de tierra por la que se llagaba desde la ciudad. El camino hasta la muralla fue elevado con un viaducto y la puerta que daba acceso a la ciudad permanecía siempre cerrada. Sólo los sacerdotes, los políticos autorizados o algún científico se acercaban, cada uno con sus fines.

En los primeros tiempos se investigó todo lo que se pudo: el círculo de cristal helado tenía unos treinta metros de diámetro, en un principio se trató de ver qué había debajo y se rompió arrojándole piedras. Sólo descubrieron un hueco, más o menos grande según la cantidad de rocas que echaran dentro. El cristal estaba formado por capas laminares de agua helada, separadas unos pocos centímetros unas de otras. Estas capas se reconstruían lentamente, como si una fuerza interior empujara al velo cristalino a tapar el agujero. Pronto quedaba todo reconstruido y el Pozo volvía a tener el aspecto de siempre.

Se arrojaron animales a su interior, ninguno volvió. Hace cientos de años, refiere la leyenda, que un perro, condenado con su dueño, regresó de la “muerte descendente”… Pero sólo es una leyenda de hace cientos de años. Ningún hombre ha vuelto.

El Pozo fue elegido como lugar de ejecución durante una guerra civil, los dos bandos lograron apoderarse de él durante la contienda y lo usaron para ejecutar a sus enemigos sin contemplaciones. Después se reservó para los extranjeros y más adelante para cualquier tipo de delito, siempre que la asamblea lo decidiese… Era el caso de Corella.

La luna caía vertical sobre el pozo como sobre un lago tranquilo, un extraño conjuro parecía tener lugar, una ventana superreal se abría a un nuevo mundo. Quizás esperase algo debajo, un nuevo país, una nueva vida…

La noche avanza, todos los ruidos se clavan en el corazón de Corella. Las estrellas se apagan con un soplo de azul, el sol llegará a helar el corazón de Corella, los recuerdos se apelotonan como fantasmas ante la claridad…

Comienza el movimiento. A lo lejos ve avanzar desde Ivis, sobre el viaducto que se apoya en la muralla, una procesión que se dirige hacia él. Vienen a verlo caer, se acercan todos los curiosos de la ciudad, se desparraman por los alrededores buscando el mejor sitio para contemplar el descenso.

Las sombras se alejan, los murmullos aumentan, el oriente estalla en resplandores súbitos, brillos magníficos se expanden por el aire. Primero es una tenue luz naranja la que da en la cara del condenado. Poco a poco el dolmen se ilumina y toma un aspecto amenazador, los rayos del astro rey se concretan, inciden sobre el pozo estallando en todas direcciones. Amaneció. Es el momento. Corella no puede evitar un suspiro que denota agotamiento.

Los guardias se acercan y lo desatan. Lo conducen entre lanzas hasta un lazo que pende de un mástil colocado en oblicuo sobre un carro. Ya conoce el sistema, él tambien fue un curioso en alguna ejecución…

Sube resuelto al trampolín. Lo izan, empujan el carro hasta el borde y lo sueltan. Por fuerza pendular va y viene. Con lanzas le amenacen para que cese las oscilaciones. El recorrido se acorta enseguida y queda sobre el centro del pozo.

- ¡Salta, cobarde, salta! - Le gritan de todas partes.

Pero Corella se aferra a la cuerda con ahínco y permanece suspendido sobre la superficie de hielo.

El juez presente ordena actuar a los soldados. Uno sube por el mástil con una espada en el cinto. Corella lo mira y mira el agujero que va a tragárselo y no puede reprimir un enésimo escalofrío ante la nada blanca sobre la que cuelga.

El soldado llega hasta la soga y la corta de un tajo. Corella cae y se estrella contra la superficie de cristal helado ante el aullido de gozo de los presentes:



Estampido… El guerrero gravitando… Gira… Cortes e impactos…

Aturdido… Penetrando en la caída… Ciego de dolor…

Gira… El cielo, las otras presencias riendo, alejándose…

Gira… Penetrando, ojos oscuros, un golpe imposible…

Ya cae como una piedra. Una imposible flotación, roce, freno…

Algo sublime le amortigua cayendo, como si fuera a ser posible posarse en un paraíso perdido…

Cruza el cielo como un rayo olvidado, pájaros soñados…

Choques distanciándose… Sorbodolor…

Gira… Gira… Se espesan los impactos…Cae, cae, cae… Nada…

Cerrándose tras rodar… Sangre…Un tubo, un túnel, una bala olvidada…Un ovillo sin hilo…

Girando, cayendo, pesando sobre las finas capas que se rompen y le hunden en el abismo…

Capas de dolor, materia traspasable… Cometa agotándose…

Cayendo… Cayendo… Cayendo…

Ya no se puede caer más y se cae…

El pozo es aún más profundo…

Despierta absolutamente magullado, las ropas convertidas en harapos semidestruidos, una masa sanguinolenta todo lo que ve de su cuerpo.

Al hacerse consciente, al sentirse vivo se mueve para afirmarse y … Cae haciendo un hueco de dolor más abajo…

Inmóvil y despierto… Atento…No se puede mover ni un músculo, ni respirar… Atento… ¿Qué es esto? ¿Donde está? ¡Está vivo! Maldito cristal. Cristal frágil para hacer equilibrio: un poco más de presión mal repartida y… abajo.

Sólo han sido unos metros. ¡Qué dolor! Corella, está vivo. ¿Donde está?

Nada ha cambiado desde el principio, sólo que ahora está detenido, las placas aguantan…

Sale del agujero y se arrastra entre dos láminas. La de abajo se rompe a menudo, gira, los cuatro puntos cardinales: hay un lugar con luz más intensa que le atrae…

A poca distancia descubre el primer esqueleto… ¡Oh vida cruel, sigue en la muerte descendente!…

Otro escalón más abajo, otro hueco en la hiperdimensión, otro esqueleto…

Ya ha superado a dos, la carrera, la carrera, faro absoluto, faro del mundo… La claridad de la meta, débilmente hacia el centro, hacia el dios resplandor, débilmente… Pareja de esqueletos…Corredor… Rastros, huesos, reptando… Otra celda ocupada. Avanza, avanza…

Primero huía de los esqueletos, luego comenzó a contarlos… 11…15…19… Comenzó a acercarse a los que estaban en su nicho laminar… 30…40…50… para rebuscar entre los huesos algo que le pudiera servir: había muchos que tenían cosas, joyas, espadas, otros huesos, cofres, monedas, piedras, cosas incomprensibles… Al 68 le quitó un amuleto de entre las manos, había muerto apretándolo en el puño.

Él lo llevaría más lejos… Descubrió animales entre un grupo de esqueletos, un toro… Se hundió…

Contó cien esqueletos y se volvió a hundir… Avanzando, arrastrándose, camino sin sombras, la luz que todo lo llena y nunca cambia…

¡Oh afán ciego! ¡Esfuerzos superfluos! ¡Camino impracticable! La muerte descendente no es un juego, es un viaje. El 111 tiene un mensaje al lado. Está escrito con caracteres que desconoce. Lo mira: ha querido mirarle a los ojos… Iluso. Calavera a secas, calavera. Se le puede robar el mensaje. ¿Qué dirá este tonto?

No ha reconocido a nadie. Unos 10 habrá conocido arrojar al pozo en su vida… Él irá más allá del 113… Abajo.

Avanza un poco y … Abajo.

Pero él no se detendrá jamás…114…115… Pasa de largo…116…117… De largo…Lejos…Allí, enfrente, en varios estratos, una aglomeración de esqueletos, se acerca: ¡guerreros como él!. El jefe se sentó con modos de rey entre dos estratos, su calavera coronada yace en la lámina superior aprisionada por las vértebras, manteniendo todo el esqueleto sentado, tiene una espada en su regazo, de empuñadura de oro y brillantes… ¿Qué podría serle útil de este pequeño ejercito?…

Avanza, avanza, restos de hombres del pasado yacen a lo largo del camino, todos se dirigían al posible exterior… Corella igual… Avanza, pronto no quiere ver más que la fuente de luz que todo lo llena. Horas arrastrándose. La salida siempre igual de distante. Los esqueletos más escasos…

Cansado, agotado se durmió. Al despertarse le dolía todo el cuerpo pero no se movió. ¡Aún la muerte descendente! ¡Abajo! Gateó por el cristal y avanzó, avanzó. Pronto se sintió débil y agotado, pero aún así continuó en pos de la salida. Ahora los esqueletos escaseaban y difícilmente se los encontraba en su misma capa, a veces se acercaba a algunos, eran restos de impotencia.

Él iba lejos, estaba bien, atrapado, pero bien. Horas avanzando. La fuente de luz no parecía más lejos ni más cerca, igual de distante, igual de inalcanzable…

Se durmió nuevamente y al despertar, febril y descompuesto comenzó a reptar, frenético, avanzando entre los que habían quedado por el camino, avanzando, minutos sin detenerse, horas y horas arrastrándose hacia la luz divina…

Todo cambió casi de repente, alcanzó a ver formas imprecisas, como paredes de roca blanca fosforescente y allá, muy lejos, la entrada… Se movió como una serpiente que huye, adelante, adelante, horas arrastrándose, cayendo… Creyó ver el cielo azul, allá como un reflejo en el fondo de un pozo… Verdes resplandores, sonidos increíbles de vida, formas sublimes… Pensó que se salvaría de la muerte descendente… Hasta creyó distinguir la silueta cúbica de una ciudad. Una salida del Pozo como un espejo sobre la ciudad paraiso… Avanzó hacia ella resuelto… Abajo… Horas acercándose, inconcreto, alucinante…

Comenzó a sentir frío, la capa que lo sostenía se rompía con frecuencia, apenas avanzaba unos metros y caía, caía y se frenaba cada vez más abajo… Pronto, la salida de la cueva le quedaría baja y se iría al infierno… Y el frío, un frío insufrible…

¡Abajo! ¡Abajo! Parecía una burla cruel, un castigo de un ser malvadamente refinado. La salvación al alcance de la mano y ¡abajo!

Ya no avanza nada, abajo… Desesperado a la vista de la salvación… Encontró un último esqueleto. ¿Por qué había fracasado? Se acercó a él, no tenía nada especial, sí, estaba en posición fetal… Miró hacia adelante, creyó distinguir las torres de la ciudad, esplendorosas, inalcanzables, ¡abajo! Se empecinaba en mirar, abajo, se hundía irremisiblemente, pronto perdería de vista la línea del exterior, ¡abajo! ¡Condenada trampa!… Dejó de ver la ciudad, verdes, azules de deseo… ¡Abajo! Una ilusión que se aleja, el agujero del cielo que se pierde para siempre… Cayendo… Desanimado…

¡Pues que así sea! E hizo todos los esfuerzos necesarios para caer más y más… Y cayó…Llargos momentos de caída… Abajo…

Se despertó aturdido, muerto de frío. Miró a su alrededor: ¡aún la muerte descendente!… Encontró un cuerpo un poco más allá. Tambien había un foco de luz aquí. Inútil ir hacia él. Se acercó al cuerpo, estaba intacto, frío, congelado… Se desplazó hacia la fuente de luz, otros bultos salieron a su paso, un ejercito de reos congelados, guardianes del pozo de la muerte descendente… ¿Y más abajo? Inútil pensarlo. Estos habían llegado casi a la meta, habían contemplado la ciudad utópica, la salvación, ese era su castigo: la habían contemplado y habían sido tragados por la tierra… Todos estaban en posición fetal, ninguno pudo salir, las láminas no les habían aguantado…

Lejos, muy lejos, donde no se puede llegar, al final, al comienzo, quizás haya otra ciudad…

De pronto, helado, un frío indefendible que penetra en las entrañas… Tan cansado… ¡Qué fatiga tras tanta caída! ¡Tanta sangre perdida!… Helado… ¡Qué frío! ¡Qué cansancio! Hay que descansar para poder continuar… Detenerse y protegerse del frío, encogiéndose, acurrucándose como los demás guerreros, acurrucándose… Es lo mejor… Esto aguanta… Se podrá comer a uno tras una pequeña siesta… Debe descansar un poco… Descansar… descansar…



EL ÚLTIMO CRISTIANO MEDIEVAL




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EL ÚLTIMO CRISTIANO MEDIEVAL

Leyendo una revista exotérica conocí la historia de Justo, el constructor de una catedral:

“ Hace treinta años este fraile frustrado tuvo la intuición religiosa de hacer una catedral con materiales de deshecho”.

Comenzó con los cimientos y una cripta. Una labor callada y anónima. Cuando surgieron los muros, la gente consideró que estaba chiflado. Pero pasaron los años y la tenacidad del místico triunfó.

La iglesia es una mole que se alza sobre ocho mil metros cuadrados y que él ha levantado a base de trabajo y talento innato. Las dimensiones son anonadantes: cúpulas, torres, muros altísimos, capillas, altares, casas vivienda para sacerdotes, bóvedas, más torres, el crucero, vidrieras, etc.”

“ Estilos arquitectónicos tomados de los más variados edificios civiles o religiosos.”

“ Justo es un iluminado a la vieja usanza. Cree en la infalibilidad del Papa y la exclusividad católica. Vive pobremente y viste mas pobremente aún, ayuna, se alimenta lo menos posible, es casto, trabaja de sol a sol...”

“ Sus opiniones están en la onda del momento: el cristianismo sembrado en España se ha marchitado, se va tras el lujo y el consumo: "Llega usted a casa de un cristiano y es un palacio, todo adornos, todo esclavitud, todo erróneo. Cristo es lo importante"

“ A simple vista parece un peón de albañil, con su boina y sus harapos, ya viejo. Sin embargo habla y se le nota dotado de una energía extraordinaria y de una cultura insospechada. Su trabajo le ocupa todo el tiempo, es la creación de su vida. Presume de ser pobre, de ser feliz, de orar permanentemente, de estar en el camino.”

“ No ve milagros, ni a santos, vírgenes o cristos. Le duele la sociedad actual, sin ideales, alejada de la verdad, prisionera de la ciencia, prisionera del mal en forma de Progreso.”

“ Las palabras fluyen de sus labios sin esfuerzo. No es un iluminado, está en sus cabales, su fe es absoluta. Es sencillo, singular, visionario, recto, austero, disciplinado” .” "Todos tenemos deseos, pero hay que superarlos. Amor a Cristo, sino el Diablo se percata y termina uno claudicando"

Hace todos los sacrificios posibles para mantenerse íntegro y acabar su tarea.

Sólo quedan por rematar las partes altas de la catedral y la bóveda.

“ No guarda recuerdos del pasado, como si en su vida sólo hubiese existido el presente cotidiano y su permanente entrega a Dios:” "Con la fe y la constancia lo he conseguido, me alegra haberlo comenzado, porque creo que al Creador no se le puede ofrecer mayor cosa que edificar templos en su honor"…

Pasaron los años y lo vi en la televisión. El decano de arquitectura miraba alucinado la iglesia, más terminada, y desconfiaba de la seguridad del edificio. Replicaba Justo afirmando su obra y dudando de la seguridad de otros edificios de Madrid.


jueves, 28 de junio de 2012

LA MATÉ PORQUE ERA MIA




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LA MATÉ PORQUE ERA MIA

Simes descubrió que su mujer le había engañado durante las vacaciones. Y loco de celos, tras maltratarla, violarla y sonsacarle toda la información, la estranguló.

    Abandonó la casa y la pequeña ciudad en la que vivían y se dirigió a Madrid a buscar al amante. Cogió un tren y en tres horas estaba en Atocha.

    Maldita ciudad en la que conoció a la desgraciada, su virgen, su esposa delirada. Se había dormido en el tren y soñado con ella, con el día en que le hizo el amor por primera vez, virgen a los 28 años, tan española, tan esquiva. Un sueño terrible: no era él, no era él. Al final era el amante que ni siquiera conocía, un cuerpo súbito clavado en su virgen, tocándole los pechos, besándola con lujuria. Y él desplazado, contemplándolos: el amante se incorporaba un momento y sacaba su miembro, un rostro de risa, y se hundía total y absolutamente en ella...

    Se despertó anonadado. La había matado con sus propias manos después del orgasmo. Madrid absorbía al tren que penetraba quilómetros y quilómetros el cuerpo de la ciudad mezclándolo con su pesadilla.

    Se dirigió a la zona de la Latina, no sabía muy bien donde alojarse. Tal vez sus planes se demoraran una semana, no le convenía meterse en una pensión; su crimen se descubriría y saldría en los periódicos y en esos programas de sucesos tan de moda en la televisión. ¿Qué podía hacer?.

    Lo primero cambiar su aspecto. Compró cuchillas de afeitar y jabón y se metió en los baños públicos del polideportivo municipal, se rasuró su descuidada barba de años. ¡Tanto tiempo sin verse la cara!. Ella nunca se la había visto.

    Salió luego a la calle y paseó por el barrio aledaño a la Plaza Mayor. Por allí vivía el miserable que le había robado su vida. Le encontraría y le haría tragarse sus güevos.

    Deambuló todo el día por la zona, localizó la calle y la casa de su enemigo, comió bocadillos que él mismo se hizo y se dispuso a pasar la noche como un vagabundo, en un parque o derribo, fuera del alcance de la policía.

    Al día siguiente desayunó en un bar y ojeó varios periódicos buscando la noticia que le correspondía.

Y solo en uno de ellos y en un recuadro ínfimo venía: "Mata a su esposa y desaparece". Sin más.

¿Cómo llegaría a él?. Ese fue el motivo que le tuvo ocupado toda la mañana. No había manera de identificarlo. Las noticias del periódico le dieron seguridad, no le encontrarían fácilmente.

    Volvió a dormir en su refugio y a rumiar la venganza. Encontraría a aquel mierda que había mancillado a su virgen y lo despedazaría.

    Ironías de la ciudad, sabía su nombre, dirección y teléfono, pero no le servía de mucho ya que no le conocía.

    Los días siguientes estuvo vigilando el portal al descuido, viendo entrar y salir a la gente, proyectando en algunos su odio y su ira. Sin embargo no pudo averiguar la identidad del enemigo y tuvo que retirarse a meditar porque allí apostado, solo se exponía a ser descubierto y a echar por tierra sus planes.

    Esa tarde se decidió por una acción rápida. Entró en un autoservicio y compró un buen cuchillo de cocina y sacó dinero de un cajero para cubrir las necesidades que se le presentaran a continuación. Tenía previsto continuar en Madrid, aunque en otra zona. Esperó a las siete de la tarde y se acercó a la finca en cuestión: pulsó varios automáticos y dijo:

    -¡Cartero comercial!.

    Alguien le abrió. Entró y comenzó a subir las escaleras. Escondió el cuchillo en el bolsillo trasero del pantalón, listo para sacarlo. Su virgen había subido aquellas mismas escaleras ese verano a echarse en los brazos de aquel amante. Vino a Madrid a ver a una hermana que había tenido un hijo y aprovechó el viaje para... ¡Maldito sea todo! No va a vacilar ya que la ha matado a ella. No le va a temblar el pulso cuando le tenga que cortar el pescuezo a él.

   No se topó con nadie en su ascensión. Llegó ante la puerta y llamó al timbre. Abrieron confiadamente.

  Era un treintañero joven, bien parecido y elegantemente bohemio. Dijo su nombre y asintió. Era mucho más fuerte, podría dominarlo.

    - Soy el marido de Paula. Quisiera hablar contigo. ¿Puedo pasar?.

    Su aspecto, su determinación, algo, le hizo sospechar. Pero no le dio tiempo a reaccionar, sacó el cuchillo y con un rápido movimiento se lo puso en el cuello pinchándole. Lo hizo retroceder, entró y cerró la puerta. Ahora lo tenía donde quería. Lo miró un instante y le propinó el puñetazo más fuerte que pudo darle en la cabeza. Cayó como un muñeco. Aún quiso levantarse pero Simes le golpeó con la derecha en la frente y lo tumbó sin sentido.

   Lo ató como pudo y lo desnudó de cintura para abajo. Había prometido que se comería sus güevos y se los comería. Le puso una mordaza y esperó.

   Rebuscó en el piso las fotos que le había sacado a su mujer. No tardó en encontrarlas. Todo un reportaje, en blanco y negro y en color. Allí estaba su virgen, follada de todas las maneras posibles, poses obscenas, su sexo dominado por aquel mierda, penetrada analmente, chupándosela, maturbándole, etc., etc. Habían disfrutado de lo lindo. Y el degenerado había ampliado una, increíblemente erótica. La recordaba, sentía deseos de ella...

    Cuando el tipo despertó le puso las fotos delante de la cara y le dijo:

    - La he matado con mis propias manos y a ti te voy a cortar los güevos. Tomó el cuchillo, le cogió los testículos, se los retorció salvajemente y se los amputó de un tajo.

    El tipo bramaba tras la mordaza, se retorcía desangrándose.

    ¿Y si lo dejara vivo? Ya no era macho, ahora sufriría el resto de su vida, si es que no se desangraba. Dejó el cuchillo, se lavó las manos, esparció las fotos de su virgen alrededor del cuerpo y salió de la casa.

    Bajó las escaleras sin toparse con nadie, salió del edificio y se perdió por las calles de Madrid.





miércoles, 27 de junio de 2012

DISCURSO GEOGRÁFICO



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DISCURSO GEOGRÁFICO

La piel del mundo a tiras.

La rueda de madera, de hierro, de caucho.

Mapa electrónico.

Barco de papel.

El ruido de las capitales.

Aeropuerto ventricular.

Ríos caudalosos sin pasión del mar.

Espacio afligido y nostálgico sin hombres.

Esperando turno en las montañas.

Ciclones televisados,

terremoto de telediario.

Desiertos hubo infinitos,

selvas impenetrables,

cielos amenazadores,

bosques encantados,

civilizaciones perdidas...

Tócate,

encuéntrate,

sumérgete en el pantano geográfico.


UNA PAREJA CON MANDO A DISTANCIA




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UNA PAREJA CON MANDO A DISTANCIA

Nos peleamos por el mando a distancia. Yo no quiero ver nada en concreto y ella pretende seguir una película de época en clave melodramática. No la dejo.

Pero me quita el mando e impone su criterio. La película pasa aburrida y letal.

Se descuida un momento y zas, ya estoy cambiando. Anuncios, deportes de invierno, una serie, una cutramericanada, variedades, anuncios, canales extranjeros, anuncios, boxeo, otra película, un culebrón, fútbol, pistoleros.

Me lo quita sin contemplaciones y vuelve a la película, dramón inmenso, lloriqueos, una mujer con su bebé en el baño, el marido, el amante, el caballo, la tienda, se engañan, se confunden, se pierden…

Anuncios, uf. Ella se levanta y sale del salón. Mando yo: latas de conserva, electrodomésticos, un monstruo atraviesa una pantalla y atrapa a una mujer, rituales eróticos orientales, tradiciones paganas españolas, fútbol, anuncios, teatro costumbrista, conciertos de música popular, concurso… Llega ella de nuevo:

-¿Ya estás otra vez? ¡Venga, deja la película!

Dramón inmenso, lloriqueos, grititos cortados…

PATENTE DE IMPOSIBLES


   

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PATENTE DE IMPOSIBLES

Los imposibles son las ideas con más fuerza que existen. Algunas son tan irrealizables que su misma enunciación causa estupor. Sin embargo guardan en su interior espeluznante una visión insatisfecha del mundo y del hombre que intenta explicarse con ansia, aún valiéndose de insensateces.

Esta obsesión, trituradora de tantas moralidades, tiene algo de serio y de risible, algo de cuento inocente y de querellairracional.

ABUSOS DE PODER POR CUENTA PROPIA



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ABUSOS DE PODER POR CUENTA PROPIA

Conseguimos poner el cuentagotas en funcionamiento y anegar la zona. Cientos de quilómetros cuadrados fueron inundados, una catástrofe sin precedentes que provocó innumerables tragedias...

Cuando cerramos el cuentagotas éramos conscientes de nuestro poder.


LOS FANTASMAS Y OTROS


 

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LOS FANTASMAS Y OTROS

Vienen, vienen, los fantasmas.

Difícil, difícil.

Sombras enmascaradas, gestos crispados,

rostro descubierto, vienen, vienen,

hilos sinérgicos, misterios podridos,

flujos levitantes, alaridos perdidos, alaridos.

Los fantasmas, los fantasmas.

Áulicos, susurrantes, ametódicos,

distancias, distancias,

cortes sagitales y transversales,

cuerpos disipados,

humores espectrales, vapores del corazón.

Los fantasmas, los fantasmas.

Las frías, las heladas vibraciones

martilleantes de la guerra.

Las explosiones de miembros.

Campanadas, campanadas, los fantasmas.

Puertas bamboleantes, paredes traspasadas,

rapto, rapto, campanadas, los fantasmas.

Cadenas arrastradas por las almas,

transporte, transporte de fantasmas...


BURBUJAS HABITADAS


 



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BURBUJAS HABITADAS

Bailan en la bola de cristal

las ondas del bien y del mal.

Imágenes podridas,

reflejos de almas molidas,

en vano suben, suben,

hojas perdidas

de vidas

que crujen...

Ven, ven, ven,

cólera desatada,

resistencia invocada,

burbujas habitadas.
Sueños de arcoiris,

seguro espejismo

del dios Osiris.

Inevitable tropismo

de alma eterna

en pompa tierna

flotando,

vagando,

curioseando maleducada...

Burbujas habitadas.
Sale de la espuma,

sutil viajero

que alardea;

se dirige a la luna

desde el varadero

y en el aire se cuartea.

La ilusión esquiva

conmoción de saliva

desatada.

Burbujas habitadas.
Cabezas volantes

y platillos susurrantes,

ojos bulbosos

atosigantes,

deseo caliente

y sensual,

unión animal

y delirada...

Burbujas habitadas


EL CABRÓN TRANQUILO


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EL CABRÓN TRANQUILO

Ya se sabe que hay de todo tipo y condición.

Desde heredado a peleón.

Es un género planetario:

Las civilizaciones

son obra de cabrones.

Es un problema literario.

Cabrones en el mundo entero y a diario,

Cabrones de calendario.

Chicos y grandes

que como plaga se expande.

Aficionados y especialistas,

profesionales y oportunistas.

Una masa informe de cabronería

Que te aplasta con su chulería.


- Bien, vale, en este mundo cabrón

se apuesta un quilo

por el cabrón tranquilo.

Y entre tanto cabroneo

Y cabronismo ramplón

Que se estanca en el ronroneo,

Con libertad propone,

Una cabronada

Para las ocasiones

Más celebradas.

Nostálgica y suave

Y todo lo artística que sabe.


EL LIBRO QUE HABLA





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EL LIBRO QUE HABLA

Lo inventé yo. Lo abres por la mitad y suelta:

- Lluevo tiernamente a la deriva, en la arena informe de colores, en paisajes agotados con angustia...

Cierras. Es malo comenzar de una manera, ya que tiende a mantener un estilo. Abro nuevamente y dice

- Y tú te desperezas en el viejo caparazón de las ambigüedades, anquilosando rosas, acaparando sustancias a rumor...

Cierro. Verdaderamente se pone pesado. Casi es preferible que se calle. Parece que he tenido mala suerte y he dado con un lapsus psicológico poético. Lo mejor es abrirlo hasta que termine con su monserga. Luego es posible que nos diga algo más interesante. Abrir:

- Un insignificante deseo crepita en el bosque de la inocencia según pasan mirando. Y aún más...

Nada de eso. Cierro inmediatamente. Si no ha terminado, peor para él.



MASTURBACIÓN ZOMBI





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MASTURBACIÓN ZOMBI

Se lo hacía

y ponía

los ojos en blanco,

cara de espanto

y sufrir de casquería.

Si se corriera

¿eyacularía flores

su erotismo de dolores?

Rítmicamente,

hasta el último jadeo,

vaciada la mente

de deseo.

Cristales de antiplacer

su sueño de joder.

Bolitas,

elementales estrellitas

de parasemen.

aaaaaaenn...

¿Que ansia puede experimentar

con sus sueños de violar?

Orgasmo de muerto

oscuro y tuerto.

¿Qué recuerdo de gozo guarda?

¿Contra quien su imaginación descarga?

AAAHHH...

AAAHHH...

Se funden las órbitas

del tiempo.

El cuerpo crepita.

Fusión fría,

temblor del último día.

Pajas de robot.

OOOHHH...

OOOHHH...

Pose especial,

gusto subliminal,

apagado Strómboli.

Masturbación zombi.


martes, 26 de junio de 2012

COMO IR AL CIELO EN EL ÚLTIMO MOMENTO




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COMO IR AL CIELO EN EL ÚLTIMO MOMENTO

Kavron había sido un mal tipo. Las había hecho de todas. Hasta que un buen día reventó. Antes de diñarla tuvo tiempo de confesarse. Llegó el cura, amigo suyo, y se encomendó a Dios.

- He hecho de todo, tío, me voy a condenar.

- No, hombre, arrepiéntete y ya está.

- Me arrepiento.

- Pos vale, tío.

Y le dio la absolución.

Murió Kavron y en el Juicio Final se defendió con uñas y dientes.

-¡Qué me he confesao, coño!

- No, no, has sido muy malo, al trullo infernal.

-¡Me he confesao, me he confesao!

Un archiarcangel intervino.

- A ver, ¿qué ha hecho este capullo?

Y allí forzó a una menor, pero como era el amo, nada. Allá engañaba a un cliente, y más riqueza, se corrompía, conspiraba, participaba en asaltos y matanzas, prosperaba. Se refocilaba a una huérfana, se pasaba por la piedra a viudas y casadas, se cachondeaba de Dios y su padre. Jefe político, dictadura aquí y allá, canalla vulgar, borrachuzo, blasfemo y truhán. Un cabrón en toda regla, un fascista consumado.

- Pero me he confesao, tío.

- Tiene que ir al Cielo.

- Así lo manda la ley del Juicio Final.

- ¡Al Cielo, al Cielo!

- Kavrón al Cielo.

Y al Cielo que fue.

LA NEOGRAVEDAD





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INVESTIGACIÓN SECRETA. LA NEOGRAVEDAD

El Eterno fue avisado por teléfono de que la Máquina estaba a punto. Colgó aliviado. Llevaba varios meses sustrayendo material de la empresa y proporcionándoselo a aquel grupo de calaveras, investigadores por cuenta propia, embarcados en la quimera de construir una máquina antigravedad.

No se creyó nada. Cuando viera la manzana caída del árbol, volver a su sitio, les escucharía algo, les prestaría un mínimo de atención, antes de descubrir su truco y mandarlos a tomar por culo definitivamente.

Y es que llevaban un año jodiéndole. Paco sobre todo, su más constante amigo desde los tiempos de la escuela de ingeniería y de después. Lo habían sobornado como a un político de tercera. Sacó sus buenas tajadas, pero al precio de estar constantemente en vilo. Si llegaran a descubrir la cantidad de material sustraído se le caería algo más que el pelo.

El Eterno resopló como quitándose un peso de encima. Solo le quedaba ir a ver el invento en cuestión antes de olvidarse por completo del asunto.

Salió del trabajo a la hora acostumbrada. Cogió el coche y se dirigió a la zona industrial del sur-este, a una fábrica abandonada situada entre una maraña de vías férreas. El paisaje postindustrial se le echó encima de repente: caserones negros, almacenes, factorías cerradas, depósitos de combustibles, tendidos eléctricos, largas tapias oscurecidas por el humo de decenios. Dio varias vueltas hasta llegar al lugar indicado.

Se bajó del auto y tocó el timbre del portero automático. Tras identificarse, una voz le conminó:

-¡Sigue la flecha, Eterno!

Se abrió la puerta. Entró despacio, tocó el claxon varias veces. El conjunto de edificios era enorme. Fue hasta la entrada principal. No había nadie a la vista, la soledad del recinto estaba acorde con el secretismo extremo con que aquellos cabrones llevaban a cabo el experimento.

Aparcó. Se bajó del coche, subió unas cuantas escaleras, franqueó la puerta y se encontró en un amplio recibidor absolutamente vacío y casi a oscuras. Dudó un poco. A la derecha se abría un pasillo iluminado débilmente por una escuálida bombilla. Echó a andar hacia él. Era largo y estaba muy deteriorado, tanto el piso como las paredes y el techo. Rastros de humedades se veían por doquier. Todas las puertas estaban cerradas. Luces amarillas le indicaban el camino.

El pasillo dio varias vueltas, desembocó en ensanches que servían de puestos de control en el pasado, de ahí salían otros pasillos en varias direcciones. Pero siempre, aquellas bombillas encendidas le indicaban el camino.

Subió unas angostas escaleras de caracol que acababan en otra galería algo más amplia aunque igual de abandonada. De pronto, tras un recodo se encontró con un vestíbulo amplio, diez o doce ventanillas daban a lo que parecía una antigua oficina. La hilera de bombillas acababa encima de una puerta de seguridad.

Se acercó. Aquellos cabrones tramaban algo, tanto suspense no era normal. La puerta no tenia manivela, en su tiempo debía abrirse a control remoto. Empujó. Sonó: cloc-cloc-cloc-cloc...Empujó fuerte y se abrió a la oscuridad.

El Eterno dio un paso al frente. Entonces las luces se encendieron con un fogonazo, cayó hacia adelante, trastabillándose, la puerta se cerró y él fue absorbido, increíblemente hacia arriba, trasladándose por el aire en una inmensa nave cerrada herméticamente...

Se sintió mareado, con nauseas. Cuando estuvo casi en el centro de la estancia descubrió a los ingenieros calaveras que se desternillaban de risa y aullaban regocijados tras una gran cristalera. Le pusieron música.

-¡Eh, Eterno, vuelas como un cerdo!

-Jia-jia-jia

Miró a un lado y a otro. Por encima de él descubrió, asombrado, a una chica casi desnuda.

-¡Tíratela, Eterno!

-Jia-jia-jia.

- Es el regalo por tu cooperación.

-¡Esto es mejor que la manzana!

-¿Vamos, vamos, tíratela, Eterno!

Claro que sí... Sin embargo no era capaz de desplazarse hacia ella, ni sabia cómo había llegado hasta allí. La chica se le acercó, era del montón, aunque a él siempre le habían gustado las del montón. Ella se acabó de desnudar para demostrarle como se hacia. Pero ni así. Tuvo que ayudarle.

Abajo, los ingenieros seguían con el cachondeo. Cachondeo que aumentó de calibre cuando el Eterno, libre de ropas, se pudo acoplar a la chica. Hacer el amor en ingravidez no es fácil.

- Así lo hacen las ballenas, Eterno.

- Jo jo jo.

- Jia jia jia.

-¡Vamos a hacerte una película porno!

- Jo jo jo ...

Cuando acabaron los depositaron en el suelo. Se vistieron y salieron hacia la sala de control. Los ingenieros recibieron al Eterno entre carcajadas.

CASO SIN RESOLVER




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CASO SIN RESOLVER

En unas ruinas del extrarradio, junto a una pared semiderruida apareció el cuerpo de un hombre. Fue descubierto por unos drogotas que usaban el lugar para pincharse. Alguno de ellos llamó a la policía.

Dos coches patrullas se acercaron al lugar. El cadáver apestaba, debía llevar varios días muerto. Los polis subieron y bajaron los montones de cascotes hasta divisarlo, llevaban pañuelos cubriéndose la nariz y trastabillaban cada poco.

Subidos en una colina de escombros lo vieron, allá abajo, en una zona libre sobre el suelo encementado, cerca de la pared pintarrajeada. No tenía cabeza.

Los dos agentes se miraron y torcieron el gesto, hacían verdaderos esfuerzos por no vomitar. Bajaron del montón de tierra y se acercaron. La nube de moscas que se alimentaba en el cuello del muerto se inquietó, algunas de ellas revolotearon alrededor de los agentes.

Lo inspeccionaron levemente: no presentaba signos de violencia en lo que quedaba de él. Conservaba en las ropas una cartera. El DNI presentaba la foto de la cabeza, nombre anodino, sin especificar la profesión, treinta y cinco años.

-¿Qué habrá sido de esta cabeza?

Buscaron un poco por los alrededores. Nada. No había rastro de sangre junto al cuerpo, la decapitación habría tenido lugar en otra parte.

Al poco llegaron los de homicidios, luego una ambulancia y más policías. El lugar se llenó de gente que pululaba por las ruinas en busca de pistas. Llegó el juez y ordenó levantar el cadáver.

Siguieron interrogatorios e indagaciones en el entorno familiar del muerto sin ningún resultado. A nadie beneficiaba la muerte de aquel tipo, era un artista aficionado que se encontraba allí buscando materiales para reciclar en sus obras y que seguramente encontró algo que no debió encontrar.

Era un caso imposible que se hubiera archivado enseguida si no hubiera aparecido otro cadáver decapitado de la misma manera.

La cosa tomó caracteres alarmantes cuando fueron encontrados dos nuevos cuerpos a la semana justa de aparecer el primero. Los periódicos se interesaron por el tema y le dedicaron artículos sensacionalistas.

El inspector JR Perez se encargó del caso. Tras el quinto decapitado se metió en su despacho y revisó todo el material disponible. Las víctimas no tenían relación entre sí, los lugares en los que les habían arrancado la cabeza eran solitarios y degradados, la técnica de arrancamiento era similar. No había duda, las autopsias revelaban un corte contuso con cierto grado de calor, los bordes de la herida estaban quemados. Era increíble, parecía obra de un sádico. Las características comunes de todos los casos eran manifiestas: se enfrentaban a un loco.

Al día siguiente apareció la primera mujer decapitada.

Perez se acercó hasta el lugar del suceso. La víctima estaba tirada en el suelo como las demás, el mismo estilo, casi no había sangre derramada. El inspector se quedó unos minutos ante el cadáver intentando inspirarse, recordar algo; sí, había algo conocido: una pintada en la pared por encima del cuerpo.

Volvió a su despacho y revisó las fotos: en el primero estaba muy claro, allí, entre todas las demás pintadas y garabatos tan de moda, había una especie de sello de color indefinido y de unos cuarenta centímetros de diámetro.

Decidió recorrer los lugares de los crímenes para ver las pintadas in situ. Sí, más o menos borradas, intensas, en las paredes o el en suelo, allí estaba aquella marca.

Se lo contó a otros policías, ninguno las recordaba, ni los vigilantes del metro, lugar muy castigado por esta manía.

Podría ser una casualidad, pero si aparecían más cuerpos sin cabeza y la pintada de marras, algo tendría que ver.

Apareció. Perez ordenó analizar aquella marca. No era pintura de ninguna clase, ni pigmento metálico: más bien parecía hecha con fuego.

El inspector creyó resolver parte del enigma: los decapitados presentaban quemaduras en la zona de arrancamiento y aquella señal realizada a fuego...Era el estigma del asesino.

Parecía verosímil. Pero, ¿quien era? ¿Porqué lo hacía? ¿Para qué quería las cabezas? No se habían encontrado señales de enterramientos cerca de los cadáveres. ¿Usaría las cabezas para rituales salvajes? ¿No las coleccionaría como si fueran de toros?

Como todos aparecían con las ropas y pertenencias, estaba claro que no pretendían hacerlos desaparecer como cuerpos anónimos.

La policía vigilaba intensamente la ciudad esperando sorprender al asesino o asesinos. Pero no lo conseguían. Las cabezas iban cayendo y desaparecían. La alarma se extendió por los barrios periféricos, cundía el pánico, cualquiera podía perder la cabeza en los tiempos que corrían.

Fue un verano sofocante. Los periódicos llevaban a los veraneantes las noticias de la capital a sus lugares de recreo en las playas o en los chalés del interior. Era como una plaga. A mediados de septiembre se llevaban contabilizados 17 cadáveres descabezados.

La policía había fracasado en todos los órdenes. Pero de repente, como empezó, terminó y en la última quincena del mes solo se registraron dos nuevos casos. Y cesó.

El inspector Perez encontró algunos indicios en las últimas víctimas: el sello que deja el asesino contenía algo de materia orgánica y en el hueco de la pared en la que estaba marcado había restos óseos y de masa encefálica. La teoría del inspector era quimérica: sostenía que la mayoría de las víctimas morían de pie y que la cabeza era aplastada contra la pared o el suelo y quemada al mismo tiempo. Eso explicaba el sello del asesino y las quemaduras que presentaban los cuerpos en el cuello. La manera de hacerlo y los medios que usara para ello eran desconocidos.

Pero nadie vio nunca al asesino y nadie ha sabido explicar los móviles de los casi 20 muertos.

PARTIDA DE TUTE





62


PARTIDA DE TUTE


SOTA DE COPAS -¡Ahí va la puta borracha!...

CUATRO DE COPAS -¡Copas!...

DOS DE COPAS -¡Copas, copas!...

AS DE COPAS - Van a destronar al rey de copas...



CABALLO DE ESPADAS - Y se lo merece...

SIETE DE ESPADAS -¡Tooma!...

TRES DE ESPADAS -¡Toooma!...

AS DE ESPADAS - Tomo, tomo...



DOS DE BASTOS -¡Bastos!...

CABALLO DE BASTOS -¡Ahí va esa mosca, ciego!...

REY DE BASTOS - Aquí estoy yo!...

SEIS DE BASTOS -¡Fuera, fuera!...



DOS DE OROS -¡Caaabroooness!...

SOTA DE OROS -¡Maaamoooness!...

SIETE DE OROS -¡Maariconess!...

AS DE OROS -¡A joder!...



CINCO DE ESPADAS -¡Con tu mujer!...

CUATRO DE ESPADAS -¡Con la mula!...

SOTA DE ESPADAS -¡Joder más y no jodais tanto!...

TRES DE COPAS -¡Se acabó la jodienda!...



TRES DE OROS -¿Sabéis lo del rey de copas?...

SIETE DE BASTOS - Por puro placer se hacen las cosas y pasa lo que pasa...

CINCO DE OROS -¡En mi casa no entra!...

SEIS DE OROS - Es por meterse en lo imposible…



CINCO DE COPAS - Por querer ser mas duro que nadie...

CUATRO DE BASTOS - Por eso se lanzan algunos al abismo...

SEIS DE COPAS -¡La vida al albur, como se echan, a veces las cartas!...

CABALLO DE COPAS - Al abismo por el abismo...Y se impone mi arrastre que es lo mismo...



REY DE OROS -¡Toma!.

CUATRO DE OROS -¡Mía!...

CABALLO DE OROS -¡Guau!...

CINCO DE OROS -¡Gallitus Hispánicus!...



AS DE BASTOS - Es anacrónico, está superado...

SEIS DE ESPADAS -¡Hombres simbolicos y mujeres sinteticas!

CINCO DE BASTOS -¡Todo el poder a la estética!


TRES DE BASTOS -¡San seacabó!...



DOS DE ESPADAS -¡Mía!...

SIETE DE COPAS -¡Mía!...

REY DE ESPADAS -¡Mía, que corta!...

REY DE COPAS -¡Mía! Yo soy el rey de copas y vosotros los conspiradores

- Bah...

- Bah...

- Bah...

LA REVOLUCIÓN DE LA TELEVISIÓN




61

LA REVOLUCIÓN DE LA TELEVISIÓN

Apagué los dos televisores de casa.

Y luego apagué los del edificio entero.

Enseguida, al instante, conseguí apagar todos los televisores del barrio.

Me costó muy poco hacer lo mismo con el resto de la ciudad.

Había conseguido apagar tres ó cuatro millones de televisores.

Era extraordinario, ¿a donde regresaría el mundo?

Podía averiguarlo.

Continué con la tarea y apagué otros cinco millones de televisores en poco rato.

Y no me sentía cansado. Nada.

Eché un trago. Aquello era importante. Y había comenzado así como así. Como una tontería.

Y todo el área urbana estaba a dos velas y seguro que muchos, cabreados.

Me senté. Estaba haciendo historia. Debía disfrutarlo.

Apagué otros diez millones de televisores sin querer, jo, toda la zona centro de España con las pantallas a oscuras.

¡Cris!, ¡cras!: ¡Apagón general en la península Ibérica!

Aquello era demasiado. ¿Y si comía algo?

¿Serán los marcianos?. - Dirían.- No, los americanos.- La ONU, tíos, por borregos.- Dirían.

Y yo descojonándome.

- La mafia de las drogas.

- Es Bill Gates para pedir rescate.

- Nada de eso, ha sido Dios, para que volvamos a Él

- Cachín Dios, esto es un nuevo diluvio.

- La catarsis de la civilización.

-¡Pero si eso ha sido la televisión!

-¡Pues otra catarsis, copón!

-¡Apagar la televisión!

Entonces iba y apagaba todos los televisores de Europa, sin contemplaciones. ¿No produce Europa

muchos locos, políticos, sociales , militares y religiosos? Pues yo también tengo derecho: ¡Todas las televisiones de Europa apagadas!

Y ahora me tomo un respiro momentáneo para que podáis imaginarlo.

Bien, listo para el asalto final. ¡Queda el país de la televisión! Cuando consiga acabar con ellos, el resto será pan comido. Concentración. ¡Atención! ¡Atención! Tambores de peliculón:

¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAA...!

Pero estaban alerta. Me habían detectado.

-¡A nosotros nadie nos apaga la televisión! –dijeron los americanos.

-¡Ya lo veremos!

E inicié una lucha encarnizada contra la tecnología que usaban para contrarrestar mis poderes.

Pero conseguí vencerles y apagarles la televisión.

Luego acabé con el resto del mundo, todas los televisores del planeta, apagadas.

Me había costado un poco de esfuerzo, sí, pero lo hice sin salir de casa. Es seguro que tengo superpoderes...

¿Y ahora? ¿La civilización? ¿El futuro? ¿El hombre?

¡Ah! ¿Hablábamos de eso? No, nada, imposible, es inimaginable un mundo sin televisión.

AVENTURAS DE VERANO




60


AVENTURAS DE VERANO

Se puso de moda aquel verano, entre los pandilleros, "el polvo del puerto chico". Consistía en hacer el amor mientras se conducía, desde el pueblo de Torremanga hasta la playa, por la carretera de la ermita.

Como la carretera estaba llena de baches, era un recorrido fantástico para semejante menester.

Se decía que "el polvo del puerto chico" había sido inventado por Filin y su banda, los gamberros más temidos y respetados de la colonia.

También se decía que mucha gente lo practicaba y se bromeaba con que a ciertas horas de la madrugada se producían atascos de "polveros" en el semáforo de la Orca, justo antes del camino de la playa.

Un día de julio, Filin retó a Rafa Perez a una carrera, si conseguía chica, claro.

Rafa Perez era un estudiante que llevaba viniendo a la playa de la Orca desde niño. No pertenecía a una pandilla definida y nunca había destacado, hasta aquel año, que parecía desatado.

Para la cita de la noche buscó una chica asequible, ya que su sueño, Pilar Rodriguez, no le hacia ni caso.

La chica, llamada Gloria, estaba loca por él. Ya habían hecho el amor varias veces. Así pues, se la llevó de marcha a Torremanga y tras varias horas de bares y discotecas, se la cameló en el coche, la puso caliente y antes de consumar nada, le propuso "el polvo del Puerto Chico".

Gloria no parecía muy convencida, pero él se la llevó por el pueblo, localizó a la banda de Filin, hizo la señal convenida y se dirigió al punto de partida, en la salida del pueblo, al comienzo del Puerto Chico, las seis cruces de piedra.

Allí volvieron a la faena. Gloria tenia unas tetas espectaculares y un gran deseo. Fue desnudándola, besándola, acariciándola... Cuando estuvieron a punto se la sentó encima de cara al volante y se dispuso para la carrera. La penetró y conectó el encendido, arrancó y encendió las luces, primera, el coche se puso en marcha, la chica agarraba el volante, segunda, el auto botaba en los mil baches de la carretera. Ellos solo se debían preocupar de mantenerse en la calzada y esquivar los agujeros más grandes.

Había tramos de saltos suaves y de repente cogían varios más altos que los excitaban sobremanera. Rafa metió la tercera en un momento dado y se puso a cuarenta, pero unos socavones desmesurados proyectaron a Gloria contra el techo saliéndosele el miembro de dentro. Tuvo que frenar, primera y vuelta a empezar.

Baches suaves, arriba, abajo, las tetas se bamboleaban juguetonas. La chica se aferraba al volante y cerraba los ojos. Pasaban los castaños y pinares, los olivos, el monte enmarañado, bajo la noche estrellada y azul del verano...Se metían en tramos lisos y gloria recuperaba el control de sus caderas y se hundía en él, excitadisima.

Antes de la ermita volvieron los brincos y cabriolas. Aquello era soberbio, como siguieran así no llegarían a la playa, se correrían antes.

De pronto, otro auto les adelantó nada más pasada la ermita. Y Rafa pudo ver a Filin y a la mismísima Pilar Rodriguez botándole encima con las tetas al aire y una increíble cara de éxtasis. Fue visto y no visto...

Redujo la marcha. Gloria preguntó que qué pasaba, pero siguieron enseguida, él irritado por los celos.

Llanearon el medio puerto cada vez más excitados, controlándose, primera, segunda, primera, segunda.

Algún coche que venia de frente les pitaba, tales eran las tetas de Gloria.

Bajaron las cuestas del Torremanga hasta las rampas del cementerio, pasaron adelante y en un minuto estaban en el semáforo que Rafa buscó pasar en verde. Luego enfiló el camino de la playa y se metió en la arena con rapidez. Gloria había sido una buena copiloto.

Ahora se pusieron a saltar por la playa hasta que la chica le pidió que parara. Lo hizo. Ella se relajó y se concentró en él hasta disfrutarlo. En el vaho del placer, Rafa vio el coche de Filin que no paraba de saltar sobre la arena y allí brincaba Pilar...

Cuando acabaron se aproximó al otro coche que ya se había detenido. Salió. Filin también.

- Has perdido. - le dijo.

- Sí. - asintió Rafa.

Las chicas seguían en los coches vistiéndose.

UNA CRUZ PARA DOS


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UNA CRUZ PARA DOS

En la antigua Vettonia, las legiones romanas capturaron a dos guerrilleros ibéricos. No se molestaron en hacer más que una cruz.

- Podréis charlar un poco. - Les dijeron.

-¡Oh guerrilleros!

Y apoyaron la cruz en el suelo sobre un brazo y los ataron a ambos, uno por cada parte. Metieron el tronco en el agujero y los alzaron.

Los legionarios se quedaron a la expectativa.

Pronto comenzaron a oír los jadeos y movimientos de los cuerpos. Los crucificados se cansaban más y más, resoplaban, se desvanecían en el aire, gloriosos y miserables, pavesas de la oleada humana.

Y uno le dijo al otro.

- Hermano, el sol me ciega.

- No importa, ¡no cierres los ojos, no cierres los ojos, no cierres los ojos!

Y se quedó con los ojos abiertos, violentamente, llorando, abrasados por el sol...

Los legionarios se acercaron a verlo.

ENTIERRO




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ENTIERRO

La práctica inexistencia de tierra en Modelo planteó un serio problema a la hora de la muerte de sus ciudadanos.

Comenzaron con lo más fácil: crematorios. Los cuerpos se incineraban y asunto concluido.

Pero pronto hubo cuerpos que no merecían ese final. Muchas eran las causas aducidas para ello, algunas muy importantes, como ser Padre de la Patria, artista inmortal, prohombre, bienhechor, ídolo de las masas, cerebro portentoso, deportista único, folklórica, guerrero, expedicionario, reformador, sindicalista, parlamentario egregio, piloto de carreras...

Llegó un punto en el que se comercializó totalmente la conservación de cuerpos, dando lugar a contenciosos sin cuento. Porque te los podías llevar a casa y mantenerlos perfectamente como objetos decorativos. Y los podías heredar. Los había públicos y privados, clubes de cadáveres, exposiciones, catacumbas. Se podían comprar y vender, regalar y robar, llevar y traer...

Un lema se impuso: "Lo que tuvimos, tengámoslo. Se le puede sacar provecho".

La secta K´RRK´RRK´RK impuso a sus seguidores la fosilización y depósito en el Espacio Exterior.

Eligieron una bella zona de asteroides como anclaje. Soltaban los cuerpos, duros como piedras y los dejaban vagar sin fin entre las rocas muertas. Los viajeros atraviesan estos lugares temiendo un encuentro con un cadáver, ya que es notorio y manifiesto que anuncia mala suerte y calamidades para una temporada.

TAUROMAQUIA


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TAUROMAQUIA

Nada más salir el toro del toril, "El Quillo" se empalmó. Le sucedía con frecuencia. Salió a recibir: una verónica redonda, y la taleguilla se le abultó al máximo.

-¡Cuidado con la taleguilla, Maestro! - le dijo el mozo de espadas viendo lo lustroso de la faena.

Lo conocía bien. Esos reflejos sexuales era mejor cortarlos de cuajo pues podían ser causantes de un percance grave.

Dejó al toro en el caballo y se dirigió a las tablas a refrescarse. Observó al astado empujar como un macho berraco y sintió la erección fantástica apretándole el traje, sobresaliéndole.

-¡Relájese, Maestro, relájese!

Puso un par de banderillas que penetraron como dos falos sangrientos. Cambiando el tercio se fue hacia el toro superexcitado. Pase va, pase viene, hondos, sentidos, dominantes. El público aplaude a rabiar. Exhibe su ingle ante las astas, el miembro abultado bajo la tela... ¡Si llegara a rozar!... ¡Que llega! ¡Que llega! El toro mueve la cabeza hacia abajo. Toda la energía concentrada en un punto que queda anhelante, frustrada...

Embiste. Pase de pecho. ¡Hay que arrimarse! ¡Hay que arrimarse! Hasta tocarlo con la única cosa que desea. Se arrima una y otra vez, como nunca, hasta sentir el aire de su cuerpo quemándole el vientre. La faena de las faenas.

El público jadea como una amante satisfecha...

Y al final, frustrado, empalmado hasta el alma, entra a matar desconcentrado, suicida, encontrándose con él y corriéndose en un orgasmo sangriento, caliente, destructivo, llevándose una tremenda cornada que le deshace el miembro.

UN “CIEGO” EN "LAS VISTILLAS"




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UN “CIEGO”  EN   "LAS VISTILLAS"

Un día vi a Borges en "las Vistillas”. Era verano, atardecía. Había venido a recibir un premio u homenaje a la ciudad.

Nosotros maquinábamos historias en una mesa. Entonces apareció él  acompañado de su esposa y se movió vacilante entre las sillas, erguido y encorvado a la vez.

-¡Es Borges, es Borges! - el cuchicheo corrió por todos los veladores y el público lo admiró complacido.

Él se sentó con la cabeza elevada, moviéndola hacia un lado y otro, mirando, increíblemente.


ROBOT DE LUZ




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CUENTO ROBOT DE LUZ

Esto era un Robot de Luz, corte fantástico en el volumen espacial. Fundido de colores irreales, programado por RESORTES para decorar la vida de los hombres. Parlante. Como un personaje de dibujos animados. Compañía perfecta para solitarios, enfermos, locos, desplazados, ancianos, niños y cualquier persona en general. Todo el mundo sabe tratar a un robot de luz.

No lleva peso, no hace trabajos físicos, no puede ni abrir una puerta, si acaso colarse por la cerradura o por debajo. No puede llevarte en brazos, ni puedes apoyarte en él, no esperes manufacturas ni hazañas bélicas, no esperes siquiera que ocupe algún lugar.

El robot de luz es energía pura, convoy de esperanza.

Dura cinco años de amistad, observándote, aprendiéndote, soportándote.

Esto era un robot de luz llamado Piki y su dueña Manuelina. Un día fueron al encuentro de un novio de esta en el parque Güell. Los tres volvieron a casa, en el paseo marítimo. Manuelina y su novio se metieron en la cama a oscuras. Estaban haciendo el amor cuando Piki, posándose en sus caras e iluminándolas, les dijo:

-¡Sois unos cerdos que lo único que queréis es estar solos!



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ROBOT DE LUZ

Rh´tha fue a una sucursal de Resorte y compró un robot de luz femenino.

Se lo llevó en el coche. Fueron conversando un poco, conociéndose; pensaba tenerla varios años.

Sus capacidades parecían aceptables, su carácter no muy esquivo, su compañía, gratificante.

-¿Seremos íntimos? - preguntó ella.

- Si. - respondió Rh´tha mirando sus cúmulos eléctricos casi con ternura.

-¿Qué nombre vas a ponerme? ¿Lo has pensado ya?.

- Si.

¿Cual es?.

- Rubí Stromboli.

- Me gusta.

- Y tú me gustas a mí.

Llegaron al piso hablando de otras cosas. Al subir arriba, Rh´tha tenia preparado un rito de iniciación. Rubí Strombolí aceptó todo. Entonces el hombre entró en la habitación, se desnudó y se tendió encima de la cama.

- Ven échate sobre mí.

-¿Qué quieres?.

- Quiero que hagamos el amor.

-¡Estás loco!. No soy una muñeca hinchable.

- Ya lo sé, pero así y todo haremos el amor, ven. - Y su miembro ya estaba erecto.

Rubí Stromboli se tumbó sobre él que la sintió en la piel desnuda como un cosquilleo imaginario.

Se contempló iluminado por ella, vivos colores de deseo, mujer etérea, intocable, llenándolo todo.

Se dio la vuelta y la puso debajo. Su miembro duro rozaba las sábanas. Le dijo:

- Creo que voy a quererte.

- Y yo a ti. - Respondió la robot de luz afectada por tales muestras de cariño.

Rh´tha consumó allí la alianza con Rubí Stromboli, la amante que no podía acariciar.

EL ESCRITOR QUE SÓLO ESCRIBÍA AUTOCRÍTICAS





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EL ESCRITOR QUE SÓLO ESCRIBÍA AUTOCRÍTICAS (CUENTO DE LA GUERRA FRÍA)

El escritor Kaustic fue detenido en su domicilio y llevado a la Comisaría Central acusado de publicar una novela contrarrevolucionaria llamada Magia Elemental.

Tras un interrogatorio rutinario y demostradas sus actividades, fue juzgado por el procedimiento de urgencia y condenado a quince años de internamiento en un psiquiátrico penitenciario.

Nada más llegar fue conducido a una habitación vacía en cuyo centro había una mesa y una silla. Le dijeron que se sentara y cerraron.

Al poco se abrió la puerta y apareció un celador con un funcionario. De una carpeta sacó un folio en blanco y un bolígrafo, los puso sobre la mesa y le dijo mirándole como sin verle:

- Escribe una autocrítica.

Y le dejaron solo. Paredes y suelo blanco, techo blanco… Bajó sus ojos al papel, cogió el bolígrafo y garabateó algo sin sentido. Intentó concentrarse. ¿Qué esperaban de él? Debía cortarse las venas literarias y verterlas sobre aquel pequeño desierto…

Traidor al Pueblo Trabajador y al Estado…

Magia Elemental era eso de alguna manera, una sátira de la vida cotidiana, de las tiranías minúsculas, miserias, presiones y adoctrinamiento que soportaban los habitantes de las desdichadas Repúblicas Populares.

Querían que se justificara. Cargos terribles, ¡quince años! ¿Justificarse?

¿Qué relato escribir? ¿Qué vida le espera?

Garabatea sin sentido, vagas disculpas, licencias poéticas, mitos elementales y universales… Un refrito de impotencia.

A las dos horas el funcionario le condujo a la consulta del Dr. Axfichw. Leyó la autocrítica con interés y cuando terminó la dejó sobre la mesa y le dijo:

- Esperaba otra cosa de usted.

A continuación le dio unas directrices para la próxima y le mandó a su celda. No le permitían tener más que ropa y utensilios personales. Comida y por la tarde a clases teóricas, talleres, paseo… Vida de cárcel.

Al día siguiente le llevaron a su habitación otro folio y bolígrafo para la segunda autocrítica.

¿Qué podía decir? Magia Elemental era una novela de crítica social y de misterio que sin dejar el realismo investigaba las claves mágicas cotidianas y su conexión con las estructuras.

- Esto está mejor, esto está mejor - Afirmaba Axfichw.

Por lo tanto es más importante lo que pretende conseguir que anular, y al mismo tiempo da a entender la preeminencia de la colectividad por encima de la sátira y el absurdo literario…

- Más bien parece un disparo a la misma frente del sistema, una burla, una acción meditada y contundente que pretende herir, subvertir, atacar… Incluso desde fuera… -sentenciaba el médico.

Pequeñas noticias salieron en periódicos de Occidente: escritor independiente detenido, redada contra una organización contrarrevolucionaria…

Sólo en aquella habitación blanca, la luz colgada del techo y el folio en blanco sobre la mesa como un monstruo al que hay que saciar.

Si se negaba a escribir, a cooperar, su vida sería aún más dura, si se rebelaba o deprimía sería medicado en consecuencia.

Visitas estrictamente vigiladas.

Magia Elemental es una fábula, una mentira literaria, un revuelto de mitos humanos, una leyenda…

- Vaya, vaya, veo que te vas superando.

Días y días iguales, castigo elemental busca la magia elemental. La autocrítica del día, unas memorias literarias que el Dr. Axfichw va añadiendo al historial junto con sus comentarios, análisis, radiografías, exploraciones…

Su caso está absolutamente perdido, muchos de sus contactos están en su misma situación o vigilados. Nadie sabe de él, ni él de nadie. Desaparecido. Su novia, familia, amigos… Disipados.

Tras un año de autocríticas cae enfermo de melancolía y sufre fuertes correctivos disciplinarios. Se recupera a los seis meses y comienza de nuevo:

Reniego de haber escrito este libro. Reconozco que he equivocado mi profesión. Nunca más la ejerceré. No escribiré más novelas ni publicaré revistas literarias ni extenderé ideas culturales. Ser escritor es una enfermedad, estoy curado. Además reniego de las ideas en él contenidas, abjuro de ellas, incluso dejaré de leer literatura no oficial.

- Kaustic, tenga cuidado y no se deslice por la pendiente de la paranoia.

¿Por que escribiste una vez, ya eres escritor para siempre? ¿Porque se tuvo una idea una vez ya para siempre la debe arrastrar por la vida?

- No se esfuerza suficiente Kaustic.

Dos años ya. Magia Elemental fue retirado tras su detención y alcanzó una escasa difusión.

Tiempos extremadamente duros de la Guerra Fría. El Capitalismo acecha y afila silos nucleares.

Magia Elemental no existe. Él no existe. El mundo ha dejado de existir.

- ¡Cuidado con esos pensamientos depresivos!

Esto era una vez un entrenador de un deporte olímpico que tuvo una aventura sexual con una menor, atleta a su cargo. Como resultado de aquella relación se creó una dependencia mutua que les lleva a un aumento de su rendimiento y a la clasificación para los Juegos Olímpicos… Entonces otra atleta los descubre y le demanda al profesor un trato parecido que la conduzca por el mismo camino del estrellato… Todo contado de una manera chocante, hiperrealista, abandonando el oficialismo narrativo. Las dos chicas compiten por las medallas y por el entrenador y todo les sale perfecto, triunfadores en …

- He leído la novela. Es absurda. Claro que ha habido casos, pero usted ha escrito de política, ha definido nuestra sociedad como carente de valores y respuestas, desmoralizada.

Y él debía dar respuestas, ¿acaso no era un laboratorio andante?, ¿no estaba todos los días pensando y dando ideas sobre todo? ¿Es esa la finalidad de la autocrítica?

- Esa es una fase peligrosa, delirios.

Imaginación y sentimientos de nostalgia.

- Obsesión burguesa.

Naturalismo estructural y filosofía plana.

- Psicosis alucinatorias múltiples.

Magia Elemental es una novela de ciencia ficción.

- Neurosis, fantasías.

A los tres años enfermó gravemente de depresión. Ya no le enderezaban las medidas cautelares. A veces tenía crisis violentas que debían ser tratadas con tranquilizantes.

Pasaba semanas y meses sin escribir una palabra, ido, allí solo, delante del folio en blanco.

Náufrago de la literatura en la tenebrosa realidad antiliteraria.

No podía ni empuñar el bolígrafo. A veces había tachado el papel, dos rayones en cruz, y el Dr Axfichw se había enfadado mucho…

Hay una escena, después de las medallas, cuando las dos chicas se le entregan a la vez, esto les unirá para siempre, les mantendrá atados… Lo había descrito como una sucesión elemental de hechos maravillosos, únicos, novelescos, que enredan a los personajes y los atrapan en una malla de destino histórico…

- No te pases de listo, es una orgía de consumo capitalista. No aciertas con una autocrítica verdadera.

¿Cuatro años? ¿Seis? ¿Siete? La Guerra Fría congela las almas. La Magia Elemental sigue actuando aunque cada vez de manera más precaria . La decadencia parece interminable.

Una novelita estúpida en realidad, de iniciación. Una tontería. ¿Intencionalidad política?

¿Quién recuerda ahora eso?

A los nueve años le pusieron en libertad condicional. Regresaba del otro mundo al mismo y desconocido mundo. Todo le daba igual, salvo una cosa: odiaba la literatura.


UN CUENTO PARA EL LIBRO INFINITO





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UN CUENTO PARA EL LIBRO INFINITO (L.I.)

El L.I. me llamó por teléfono para pedirme un cuento largo. Le dije que se lo escribiría. Entonces entró en acción su programa y comenzó a dirigirme.

Quería un cuento concreto que debería llamarse La Catedral Infinita. Tendría que imaginármela a partir de obras conocidas, sobre todo de la última generación, con efectos especiales, movimiento continuo. Sí, para ir a Dios no puede uno estarse quieto.

Ese era el otro tema que quería tratar: si a la catedral se puede acceder desde cualquier sitio debido a su infinitud, ¿con quien te puedes encontrar? En el Infinito todos los dioses pueden jugar. En edificio tan inabarcable entran todos los altares.

- Es evidente - continúa con su dirección artística - que la Catedral Infinita debe tener partes distintas distribuidas por todo el universo y los servidores de este templo lucharan y darán testimonio de la verdad que en él se revela.

Se pueden enumerar dioses y altares, describir a los fieles que vienen a orar, los ritos distintos de cada comunidad, la sucesión de profetas y reformas, las dictaduras religiosas y demás pugnas, los milagros, etc., etc.

Definitivamente me sugirió, que tras todo ese entramado situara la historia de un visitante que buscaría una revolución de la Catedral Infinita...

Enfin, no sé porqué me llama para que le escriba un relato si tiene todas las claves para escribirlo "Él" mismo.

Se lo digo y me contesta:

- Te entiendo. Pero necesito de cierto azar, la indisciplina que mi programa no me permite y que un humano como tú tiene con creces.


EL FOLIO EN BLANCO





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EL FOLIO EN BLANCO

Qué miedo me da

el folio en blanco,

que canguelo, qué espanto.

La zozobra viene y va.

Tiemblo, vacío, angustia,

sudor y cara mustia.

Me encuentro perdido,

el cerebro derretido.

Pantalla rebotante

de estrellas palpitantes.

Fantasmas lechosos,

sombras maceradas,

giros espantosos

en la marejada.

Sopa de letras en tempestad,

juego adivino

de chorro divino.

La nada, frialdad,

efectos de la soledad...

El folio en blanco me hace sudar.

El folio en blanco me hace dudar.

Trago saliva,

mi imaginación está viva.

Miro y palpito,

me parece infinito.

Me da vueltas,

me agarra y me suelta.

No tengo la papeleta resuelta.

El folio en blanco amenaza,

laberinto de caza.

Saca su encanto,

palpita

hormiguita,

besos de canto.

Te dice que empieces.

Te llama,

su espacio derrama

para que comiences.

Escribe pibe,

escribe.

No tengas miedo,

mueve los dedos.

Se hace así:

clic-clac-clac-clic...



UN ESQUELETO CON CADENAS



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UN ESQUELETO CON CADENAS

Excavando el hueco para hacer una piscina, la máquina excavadora sacó un cráneo humano del que colgaban decenas de cadenitas. Inmediatamente se detuvo todo y se avisó a la autoridad competente.

Al día siguiente vino la juez comarcal, inspeccionó el lugar y ordenó descubrir los restos. Dos obreros se encargaron de retirar la tierra con cuidado y dejar los huesos a la vista. No era fácil ya que estaban endiabladamente liados en cadenas de bisutería: vértebras, costillas, brazos, pelvis y piernas.

Se excavó alrededor y no se encontró nada más.

Vino el forense. Eran tantas las cadenas que apenas se veían los restos. Se le colocó la cabeza al esqueleto. No cabida duda, había sido enterrado con algunos quilos de bisutería. ¿Cuando? Difícil de saber con exactitud.

La juez ordenó retirar los huesos y llevarlos al cementerio. Hubo que dejarlos libres para que el forense pudiera estudiarlos. Costó trabajo retirar tantas cadenitas. Estaban pegadas y herrumbrientas, carecían de valor y dedujeron que eran de principios del siglo XX. No se encontró ningún resto de tejido, cuero, metal, nada. Parecía que el cadáver había sido enterrado desnudo, cargado de cadenas.

El forense no apreció signos de violencia en los huesos, seguramente eran de una mujer y había vivido en el siglo pasado. ¿Quien seria? Muy difícil de averiguar.

La juez declaró cerrado el sumario tras una corta investigación que no aclaró nada.

Yo no las tenia todas conmigo en lo referente a la piscina.

lunes, 25 de junio de 2012

EL ÚLTIMO ALTAR EXTRATERRESTRE




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EL ÚLTIMO ALTAR EXTRATERRESTRE

Fue al último altar extraterrestre,

cruzó los siete círculos sagrados,

incorporó el hechizo de los vegetales...

Las rocas le aceptaron,                                     

encendió el fuego de los dioses,

dio su energía en oración...

Pensó en todo.

Se postró en el ara del futuro,

Dio gracias a la naturaleza y al arte...

Nada se ha consumado todavía,

Los días de la creación pueden regresar...



LOS ENEMIGOS DE OCCIDENTE





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LOS ENEMIGOS DE OCCIDENTE

- Yo soy enemigo de Occidente.

- Y yo también, qué hostia.

- ¿Por qué?

- Occidente es una mierda, el despotismo mundial. Es el origen de todos los males que aquejan a la humanidad: el colonialismo, el imperialismo, el consumismo y la estupidez.

- Tienes razón.

- Occidente es una plaga. Está destruyendo el planeta, que es de todos, con una avidez suicida. ¿Qué pretende Occidente?

- Eso.

- Pretende lo que siempre ha pretendido: el control y dominio de toda la riqueza y todos los recursos, caiga quien caiga. Occidente ha impuesto al mundo un sistema, el suyo, que nadie puede soslayar. Se ha valido de todos los medios para ello: opresión, marginación de grandes partes de la humanidad, exportación de sus modelos culturales, que tienen el cariz de invasión. Ante el futuro que se avecina, Occidente se cierra. Quiere poseerlo todo en exclusiva y sin que se le moleste.

- Di que sí.

- ¿Cómo podemos acabar con Occidente?

- China nos ayudará.

- ¡Pueblos saqueados del mundo, unios contra el gran Satán occidental!

- Occidente es el enemigo.

- ¡Cuanta demagogia! Pero si sois de Occidente.

- Yo no.

- Ni yo.

- ¡Somos apóstatas de Occidente!

 - Acabaremos con ellos.

- La historia para otros pueblos.

- Bárbaros.

- Sí.

- Sí.

- Bárbaros.

- Bárbaros.

- Que vengan los bárbaros y nos aplasten.



TRATA DE BLANCAS





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TRATA DE BLANCAS

Un agente de Friqui había ligado con una chica y le había revelado algunas cosas del negocio. La mujer estaba intrigada. Hicieron los prólogos amorosos y pasaron a la cama.

   El agente le dijo que no le importaría ficharla para el tráfico de putas muertas. Y se empleó a fondo con ella.

   Esperó a que ella se satisficiera y cuando estaba en su momento cumbre, cogió la pistola que tenia a mano, le apuntó al corazón y le dijo:

 -¡Serás follada muerta!

   Y disparó. Ella puso cara de creérselo.

   Entonces se satisfizo él.


LLORADA





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LLORADA

Horas llorando. Resbalan las lágrimas por el perfil de la cara o caen en picado. Lagrimas de colores: por papá negras, amarillas por mamá... Ya hay un charco en el suelo. Gotitas azules salpican los zapatos. Ahora vienen las rojas: estas por Pedrito, por Isabel, por el perro. Las verdes por la tía Genio, las rosas por ustedes...

   Días llorando, fuente güeeeeee. El mundo necesita este río, incluso es bueno para la sequía. Pronto será un torrente navegable.

   Ahí vienen mas lágrimas negras, como tinta, como caudal contaminado... Semanas llorando, desbordadas todas las previsiones. Los chorretones de las mejillas acabaran haciendo surcos. Si parpadea suben en intensidad, brillan en los pelitos de las pestañas, se limpia con la mano que quedan moradas por el líquido coloreado... Ya chapoteamos...

   Meses llorando, más que el diluvio, berridos musicales ya. Hay que habilitar barcos para salvarse, navegar y alcanzar las tierras altas... La superficie sumergida aumenta sin cesar... Las aguas siguen subiendo, reflejos cálidos, estelas luminosas en la lejanía...

   Habría que atajar este desastre, mandar expediciones a las fuentes y cegarlas, poner algún tipo de compuertas en esos ojos...

PROSTÍBULO





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PROSTÍBULO

La bella Marilyn se mató de un disparo en el corazón. Su amante la había abandonado. Para vengarse de él, donó su cuerpo futuro a un prostíbulo.

   Una empresa taxidermista la puso a punto y la llevó al club Oleada. Hermosa como una muñeca hinchable, la colocaron en su camerino climatizado y la pusieron a disposición de los clientes.

   Le había dejado la noticia a su novio en el ordenador que se la comunicó al mes del deceso. Este acudió al club Oleada incrédulo.

   Marilyn estaba muy solicitada, si quería verla, tendría que pagar y esperar turno.

   Cuando le tocó, le dieron el lubricante mágico y pasó al camerino. Allí estaba, maniquí morboso con las piernas abiertas y un rictus de deseo en la boca. Le habían dejado el agujero de bala. Se impresionó un poco. Pero el lubricante le hizo recordar que estaba en un prostíbulo…

EL DEPREDADOR



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EL DEPREDADOR


El depredador me ha llamado por teléfono:

   - Te tengo vigilado, bicho, eres mi próximo trofeo.

   Y colgó.

   En un principio no hice mucho caso del asunto. Pero luego decidí llamar a la policía ya que había leído algo de cierto cazador urbano arrancador de cabelleras y testículos.

   Me confirmaron todos los temores. El depredador actuaba así, vigilaba a los elegidos y cuando los conocía suficiente les telefoneaba para ponerles sobre aviso. De esta manera convertía la caza en más emocionante.

   Me cagué. Según dijeron era implacable, técnicamente perfecto, entrenado, feroz, demoniaco... ¿Y qué cojones hacia la policía aparte de asustar a los ciudadanos con semejante información? Tenían sus teorías. ¿Teorías? ¡Maldito sea todo!

   ¿Quien necesita teorías cuando va a perder el pellejo?

   Pues sí. Ya habían capturado a tres, eran criminales sin entrañas que se relevaban unos a otros al caer en manos de la justicia. Osea, el que actuaba ahora estaba preparando a su sucesor para que cuando fuera capturado le sustituyera en el oficio de depredador. No sabían quién había iniciado la cadena. Podía darme por muerto, descabellado y descojonado...

   Paseé por la casa como una fiera acorralada, temblando, furioso. Me armaría hasta los dientes, vendería cara mi vida.

   Planeando mi defensa estaba cuando sonó el teléfono. Era “el Depredador”.

   -¡Hola, bicho! ¿Ya te has puesto al corriente? ¡Te voy a joder así!: ¡Clac-clac!