miércoles, 11 de julio de 2012

LECTURA IMPOSIBLE



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LECTURA IMPOSIBLE

Abrí el Libro que Habla y nada, el jodido me tomaba el pelo. Tan pronto aparecía en una hoja como en otra. No entendía nada. Pasaba página y como si le tocabas los pies. ¡Era la hostia! ¡Qué libro! Y hoy se llamaba "Vergüenza literata" ¡Ya le vale!

Intentas cogerle el hilo y que si quieres. No hay manera, se escaquea. Lo abres de repente, te lanzas sobre una línea y te lía: "Las administraciones circunflejas reflejan en la estadística supletoria un volumen de elementos anoréxicos cada vez mas manifiestos y presentes..." Levantas la cabeza para pensar... ¡Y una leche! No te has enterado de nada. Y no puedes releerlo porque el librito se las trae. Buscas una pista, algo nuevo aunque sea, y le das cuartelillo: "Súbitamente te has enterado de mi mareo, me creo y me recreo"...

Lo cierras en el acto. Está bien, si señor, hay que reconocerlo, esta vez se ha portado, corto, rápido y claro. ¿Lo intentamos de nuevo? Es muy traicionero, es un cabroncete, no te deja leer nada a gusto, el muy canalla, te confunde, te mete cosas que no son, juega contigo. Lo abres confiado y... en blanco. No, si a veces parece que lee el pensamiento. Diabólico.

¡A la una, a las dos y a las tres!: "El fin del mundo acontecerá el 2 de diciembre...". Fuera, no vale, esto lo he oído en la televisión, es una chorrada milenarista sin gracia. Luego quiere competir con los libros serios. Pronto, El Libro que Habla en las elecciones o cantará anuncios, una birria.

Lo cierro y archivo, ¡pero qué se habrá creído!

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