viernes, 10 de agosto de 2012

NUEVA AVENTURA DEL PITO VOLADOR





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NUEVA AVENTURA DEL PITO VOLADOR

El pito volador se coló en casa de Ana y se escondió debajo de un sillón. Cuando vio una oportunidad, atacó.

La mujer salía de la ducha y se asustó al ver semejante aparato con aquella parafernalia exhibicionista. Aquella forma, aquella lucecita roja apuntando entre sus piernas... Se movió hacia sus pies rodando sobre dos ruedas a modo de testículos...

Entonces comprendió. Se dispuso a darle una patada, pero el aparato saltó, voló y se le incrustó en la vagina haciendo un sonido de tapón: pocc.

Ana intentó sacárselo, primero con cuidado y luego con todas sus fuerzas. Inútil. El mecanismo del pito volador funcionaba a pleno rendimiento y empujaba, oscilaba y se acoplaba más y mejor.

-¡Esto es una violación! ¡Socorro! ¡Socorro!

Sola en casa y con la puerta cerrada, ¿quien la ayudaría?

-¡Socorro, socorro!

EL pito volador seguía a toda marcha. Ana se tumbó en un sillón y abrió sus piernas para no hacerse daño. Lo tocó con las manos. Lo hacía a conciencia. Sería mejor dejarse. Lo miró: estaba siendo poseída por un monstruo, un alíen, un robot. Gritó con todas sus fuerzas:

-¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA!

Pero era casi imposible que la oyeran. Se quedó contemplando, mirando con rabia, llorando, viendo como aquel engendro terminaba, se excitaba al máximo y estallaba acompañándose de ruidos y luces de colores, eyaculaba, reducía su actividad al mínimo y finalmente retrocedía y salía de ella dándole con la lucecita roja en la cara. Desplegaba unas alas como las de un avión y se iba volando por la ventana con un impulso suave.

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