viernes, 10 de agosto de 2012

MILAGRO II





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MILAGRO II

¿Recuerdan aquel que le manaba agua del costado? Sí, de un lunar alterado. Agua milagrosa que curaba a los enfermos y que tuvo que huir agobiado por los desahuciados y moribundos. ¿Se acuerdan? Pues antes de recalar en Modelo, donde se deshidrató por completo, pasó por la colonia de Jaco en la que tuvo una curiosa aventura.

Y es que conoció a una mujer en el hotel donde se hospedaba. Trabaron conocimiento por casualidad, como ocurre tanto. Fugitivo sin destino, se sentía incapaz de comenzar otra vida y aquella persona pudo ligarlo de nuevo a la realidad y al tiempo verdadero.

Visitaron la ciudad y se dieron compañía en el claustrofóbico mundo de Jaco. Amantes efímeros que se consumen sin importar nada más, huyendo de la historia de cada cual para concentrarse en la creatividad de los instantes finales. Hasta que conoció el origen de sus desapegos: una enfermedad incurable.

Él, que no sabía si continuar allí o ir a otro sitio, le aumentó la confusión. Contemplaba a su amada y no sabía qué decisión tomar. Sabía que podía curarla, pero también que eso lo cambiaría todo entre ambos.

Entonces ideó una estrategia para darle a beber el agua que le manaba del costado. Nuestro hombre, muy experimentado en la recolección de la secreción, siempre llevaba el sistema recolector instalado y guardaba en botellas la cosecha que iba repartiendo al azar, a este, a otro, en un lugar común, a veces tirada como la lluvia a la multitud.

Como disponía de reservas suficientes no tuvo dificultad para proporcionarle a ella el agua necesaria, desde un simple vaso del fresco elemento, hasta mezclada con alcohol, en la comida, el café y otras formas comunes de ingerirla.

Resultó que al cabo de muy poco tiempo ella se curó. Fue a hacerse una revisión y los médicos no encontraron su grave dolencia. No se lo explicaban, había desaparecido, estaba completamente curada. Le hicieron todos los análisis, todas las pruebas, curada. Era una especie de milagro, le dijeron, incluso había rejuvenecido.

Necesariamente, pasar de tener una enfermedad incurable a estar sano, te cambia. Y esto le sucedió a ella. De pronto se vio fuerte y con energía, la vida adquiría un nuevo sentido, un futuro distinto se abría ante ella. Enseguida lo comprobó, física y mentalmente.

Y entonces sucedió que un día que se acercó hasta su amante, lo encontró débil, enfermizo, resignado, fugitivo de todas las pasiones, olvidado del mundo, espectador apenas de sus horas. Ya no eran iguales, ya nada les unía, sus expectativas eran totalmente diferentes.

Y le abandonó. Lo dejó solo en Jaco, ciudad opresiva y vigilante.

Una tarde él la vio partir y no le contó lo ocurrido, ¿para qué? No le creería. Y si le creyera, aún sería peor.

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