viernes, 10 de agosto de 2012

CRISIS






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CRISIS

Tierras calientes

parten continentes.

El mundo ruge,

quieto, no empujes.

La civilización se hunde,

esto no cunde.

Crisis económica

sociedad agónica,

paro terrible,

tiempo temible.

Desastre ecologista,

desaparecidos los idealistas.

Pueblos y razas

no beben en la misma taza.

Individualismo feroz

de pistola y coz.

Relaciones de escarcha,

esto no marcha.

Crisis de raíces

y ten cuidado con lo que dices.

La corrupción es mi canción

favorita.

La democracia una función

tontita.

En el río de la droga

la sociedad y el estado

se ahogan.

Tú ve por ese lado,

yo vigilo las rentas.

Esto amenaza tormenta.

¡échale sal y pimienta!

Golpes de estado

y salen presidentes,

cualquier colgado

compra los votos

y se pone caliente.

Cristales rotos,

circulación prohibida,

diez terremotos,

diez mil suicidas.

Arriba la inflación,

sufro un atraco

de la inmigración.

De racismo y maco

se llena el ambiente

y de cataclismos

de sangre caliente.

Todo es lo mismo.

Energía juvenil,

rutas nihilistas,

dramas de vodevil,

brujas y espiritistas.

Esto se acaba, rotundo,

es la invasión

del tercer mundo.

Es que la civilización

va dando tumbos.

¿Y la capa de ozono?,

eso ya no lo perdono.

¡Y nada en el cosmos!

Eso es el colmo.

Los dinosaurios extinguidos

y nosotros de seguido.

Esto se abrasa

como la casa de Juani,

parece guasa

pero es el Titanic.

Fanatismo religioso,

cultura del poso

visceral.

No haya reposo

para el terrorismo internacional.

¿Medios de comunicación?

Toca otro acordeón.

Cuentas pendientes,

rebeliones atrasadas,

no por pendientes

menos deseadas.

Se acabó mi paciencia,

me toca la revancha,

ahora tengo más ciencia

y manga más ancha.

Bombas misiles

matan a miles,

luchas tribales

matan a raudales.

Caminos cortados,

terror desatado,

lo dan por televisión:

los muertos del hambre son.

Se derrumban naciones,

se cambian sistemas,

se buscan razones

para la quema.

El mercado se seca

como una hiedra

y miles de empresas a la quiebra.

Y de Roma a la Meca,

de Tokio a Washington,

se oye la misma canción:

es el final de la civilización.

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