HAZAÑAS DEL "GARRAPATA"

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HAZAÑAS DEL "GARRAPATA"

La Primera vez entró en el piso por el balcón. Aprovechó para ello un andamio de la reforma que se llevaba a cabo en la casa. Con una palanqueta saltó la puerta. Dado el sistema usado se dedujo que era él quien había intentado forzar la entrada principal unos meses atrás. Se llevó cuatro chorradas.

La segunda vez usó el mismo sistema y arrampló con todo. Se bebió una cerveza y se comió una lata de sardinas. Como conocía la casa, ya que se había alojado en ella, no causó ningún desperfecto, lo más habitual en estos casos.

No pasó mucho tiempo cuando volvió a entrar, esta vez por la ventana de la cocina. Con dos gatos hidráulicos separó los barrotes de la verja y se coló dentro como un lagarto. Se llevó dinero y ropa, el equipo fotográfico y otras cosas menores.

Tuvo que salir por el patio colocando el barrote de una cama que desarmó con nerviosismo al comprobar que no podía abrir desde dentro sin llave.

La siguiente vez penetró en el piso por el cuarto de baño. Con una larga barra metálica salvó el hueco del patio y se metió dentro. Se llevó lo que creyó vendible para satisfacer su toxicomanía: un nuevo video, una chaqueta de cuero y algo más, ya que, escamados, los dueños de la casa apenas tenían en ella nada de valor.

Otra vez por el cuarto de bañó, de madrugada. Sale por la puerta de entrada sin que ninguna de las siete personas que dormían dentro oiga nada. Sólo puede conseguir de botín un nuevo equipo fotográfico.

Vuelve al mes y revienta la reja fortalecida que se había colocado en la ventana de la cocina. La arranca de cuajo y se mete dentro. Roba lo que hay de valor y sale por donde entró.

Para entonces la casa en una fortaleza con rejas en los tres balcones y en todas las ventanas.

Entre los seis robos, “el Garrapata" ha conseguido de botín de unos seis mil euros y convertir a los habitantes del domicilio en paranoicos.