viernes, 10 de agosto de 2012

FRACTURA SUBCAPITAL DE HUMERO IZQUIERDO






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FRACTURA SUBCAPITAL DE HUMERO IZQUIERDO

- Fuimos a tomar café y entramos en el mercado, un mercado donde hay frutas, verduras y tal. Fui a los servicios, y para ir a los servicios se baja por una rampa de acceso a los muelles de carga y descarga donde están los camiones del pescado, la carne, etc.

Bajé por la rampa, iba corriendo, bueno, iba de prisa, bajé por la rampa, pegué un resbalón, cogí impulso, me fui para arriba y ¡pumba!, me di la hostia en el hombro…

- Y entonces, al caer, ¿te dolió mucho?

- Un montón, tío, en el momento del impacto, un montón. Había por allí un señor en una furgoneta que fue a cogerme…

- Osea, que vio el batacazo que te pegabas.

- Si, si, me vio perfectamente… Le dije: quieto, quieto, ni me toques. Estuve allí un rato parado y le dije que llamara al chaval que iba conmigo, que estaba en la cafetería: llama a uno que está ahí tomándose un café y dile que venga para acá… Y así fue la historia.

- ¿Y dices que empezaste a sudar?

- Si, si, un sudor frío… Llegó el tío este y me levantó y le dije: vamos al bar que me tome una copa, me apetecía una copa, un licor de manzana, para recuperarme un poco porque me quedé muy pálido, hecho una mierda, unos sudores…

- ¿Y fuiste luego al hospital?

- Con mi fractura subcapital… Je je … Fui al autobús ya que estábamos trabajando en Moratalaz y…

- Y el brazo, ¿cómo lo llevabas?

- Cogido así, enganchado para que no se moviera.

- ¿Te habías percatado de la fractura?

- No, no, pero no podía moverlo.

- ¿Y se te inflamó?

- No, no, no se inflamó nada pero me dolía un montón.

- ¿Oiste el crack?

- No oí el crock ni nada.

- Osea, sólo el batacazo, plas.

- Oí el batacazo pero ni crack ni pollas.

- ¿Pero lo habías sentido?

- El dolor sí, y entonces… al intentar hacer algo con el brazo me dolía un montón, cualquier movimiento, sólo mover la articulación del codo me dolía, intentar separar el brazo, me dolía, me dolía la hostia.

- ¿Se te inflamó el hombro?

- No, no, nada, ni herida ni nada, fue el porrazo nada más.

- Entonces lo llevabas así hasta el autobús, llegaste allí y comunicaste lo ocurrido…

- Efectivamente, bueno, yo no, mi compañero, yo me fui para atrás y me senté, me apetecía sentarme. Y el colega dijo: “Mirad, mirad, Mariano se ha pegado una hostia” .Y nada. Una de las chicas que estaba allí trabaja en “La Paz”, en urgencias y les dijo: Oye, que va a ir ahora un amiguete para allá y tal, que se lo hagáis pronto y que le pongáis bien el vendaje, vamos no sabíamos si estaba roto o no, yo sentía algo extraño. Bueno, yo ya iba pensando en la escayola, ¡cagüen la puta!, me jodía un montón, verás tú, como me pongan una escayola, ¡qué coñazo! Me jodía mucho que me pusieran una escayola… Y nada, llegamos para allá, me vieron, plaquita, ¡hala!, un vendaje, tal cual…

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