viernes, 10 de agosto de 2012

FURIA AUTOMÁTICA






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FURIA AUTOMÁTICA

Puse en marcha todas las máquinas de la casa y me puse a esperar nada.

Quince o veinte artilugios rumiaban su furia automática lamiéndome la piel con susurros desmayados.

Pienso en ti, corazón, motor desdeñoso, cobijando mi anhelo romo.

He bajado al Infierno y he subido al Cielo y no encontré ni rastro de verdad.

Cojo el olvido por los pelos... Soplo... Soplo... Melancólica cultura... Ficheros superfluos del alma... Nubes de la gloria, esponjas violentas del mal...

Pasan mujeres sonriendo a la mañana. Laberinto de cuerpos. Yo he decidido retroceder por los puntos suspensivos de ayer hasta el mayor de los anhelos... Retrocedo... Cáncer pulposo de farándula...

Retrocedo... Espejo, ira, patadas al viento del pasado, aluviones de días devorados, sanguinolentos... Retrocedo por el tobogán del tiempo, retrocedo hasta el equilibrio primitivo.

Desapareceré: inventé la máquina de transporte perfecto pero sólo conseguí pasar al otro lado de mí...

Las máquinas bufan, animalitos de mi imaginación, me cantan una canción de cuna, arrullo mimoso de futuro.

He creído soportar la vida y es ella la que me soporta a mí.

He viajado a las estrellas que han enfurecido por mi silencio.

He pisoteado las hormigas que se cuelan por debajo de la puerta.

He comido sin hambre...

Los semáforos parpadean, las calles se abren y se cierran, el tren atestado vomita su carga en la estación, los torrentes del azar se embriagan de pesadillas...

Puse en marcha todas las máquinas de la casa y me senté a esperar nada...

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