viernes, 10 de agosto de 2012

LITERATURA TOTAL




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LITERATURA TOTAL

Día 20 de junio. El "moscosillo". Parecía un día anodino. Me preparé para unas fotos. Llamé a Ángel. Limpieza. A la calle. Tela metálica para una composición, carrete de fotos, papel de calco, el Segunda Mano. Al bar. Cotilleo un poco y al banco. A casa de Carlos para fotografiar "Neura". Lo hago, curioseo por los balcones y a la calle.

Vuelvo al bar, hojeo el periódico y a casa. Noticias y comida. Decadencia de la jornada en su punto culminante. Siesta.

Cuando me levanto todo sigue igual. Trabajo en un cuadro. Bajo a buscar bebida. Escritura espartana.

Llega Mariano y comenzamos a vacilar. El día adquiere otro sesgo. Grabamos varias conversaciones, principalmente la "Fractura subcapital de húmero izquierdo". Llamó Isabel. Después salimos. Dimos un paseo. "Vi" una foto y casi un cuadro postcutre en las "Vistillas". Luego pasamos a la Angosta y nació la Literatura Total. La frase la había dicho ya en casa pero fue en el bar donde adquirió su pleno sentido. Alguien contó algo totalmente literario, una narración tan buena que era digna de pertenecer a una antología. Y volví a llamarla Literatura Total. Ahora ya con todas las consecuencias.

Más tarde la añadí de coletilla y mi interlocutor, que ya me había oído antes la frase y algo al respecto, me entendió perfectamente.

Estaba claro. Ante mí se abría un campo de enormes proporciones y posibilidades.



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LITERATURA TOTAL

- Una vez... Tenía entonces un 124... No, no, una "loca", un 14-30... Me fui como una carraca, buuu, buuu, buuuuuu, y llegué como a las 4 ó cinco de la mañana. Amanecía a las siete. Y según empezaban a subir los primeros rayos me tomé medio tripi. Era buenísimo. Y yo estaba en una montaña, allá en todo lo alto, mirando para un pueblo, allá a tomar por culo... Y mira, una sensación de placer... No me hacía falta naada, naada. Solamente el aire, la ventanilla abierta, el sonido del viento, todo moviéndose, buuff, era demasiado... Me hice así como unas dieciocho pajas... Y eyaculé las dieciocho... En aproximadamente unas catorce horas en que estuve allí arriba... Yo flipaba conmigo mismo... Y como me centré en el sexo, en el sssexxxo, colega... ¡Qué frenesí!...



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LITERATURA TOTAL

- Date cuenta, en el taller de Jesús, casi encima de la mesa de soldar, anidó una churubía. ¡Me cago en Dios! Y decía: ¡me cago en la madre que la parió! Sacó los pajarinos. Para que no le llegaran las chispas cuando soldábamos teníamos que ponernos un cartón, así... ¡Las sacó adelante! Se conoce que se acostumbró a los golpes, al ambiente y a la gente. ¡Y cuidado con los perros!

Cuando ya eran volanderos se cayó una de las crías y se la comió un perro. Se tiró del nido, voló un poquino y un perro que estaba por allí lo vio y ¡chas!, corrió y se lo pilló. Yo creía que mataba al perro de la paliza que le dio.

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