martes, 26 de junio de 2012

UN ESQUELETO CON CADENAS



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UN ESQUELETO CON CADENAS

Excavando el hueco para hacer una piscina, la máquina excavadora sacó un cráneo humano del que colgaban decenas de cadenitas. Inmediatamente se detuvo todo y se avisó a la autoridad competente.

Al día siguiente vino la juez comarcal, inspeccionó el lugar y ordenó descubrir los restos. Dos obreros se encargaron de retirar la tierra con cuidado y dejar los huesos a la vista. No era fácil ya que estaban endiabladamente liados en cadenas de bisutería: vértebras, costillas, brazos, pelvis y piernas.

Se excavó alrededor y no se encontró nada más.

Vino el forense. Eran tantas las cadenas que apenas se veían los restos. Se le colocó la cabeza al esqueleto. No cabida duda, había sido enterrado con algunos quilos de bisutería. ¿Cuando? Difícil de saber con exactitud.

La juez ordenó retirar los huesos y llevarlos al cementerio. Hubo que dejarlos libres para que el forense pudiera estudiarlos. Costó trabajo retirar tantas cadenitas. Estaban pegadas y herrumbrientas, carecían de valor y dedujeron que eran de principios del siglo XX. No se encontró ningún resto de tejido, cuero, metal, nada. Parecía que el cadáver había sido enterrado desnudo, cargado de cadenas.

El forense no apreció signos de violencia en los huesos, seguramente eran de una mujer y había vivido en el siglo pasado. ¿Quien seria? Muy difícil de averiguar.

La juez declaró cerrado el sumario tras una corta investigación que no aclaró nada.

Yo no las tenia todas conmigo en lo referente a la piscina.

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