martes, 26 de junio de 2012

ROBOT DE LUZ




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CUENTO ROBOT DE LUZ

Esto era un Robot de Luz, corte fantástico en el volumen espacial. Fundido de colores irreales, programado por RESORTES para decorar la vida de los hombres. Parlante. Como un personaje de dibujos animados. Compañía perfecta para solitarios, enfermos, locos, desplazados, ancianos, niños y cualquier persona en general. Todo el mundo sabe tratar a un robot de luz.

No lleva peso, no hace trabajos físicos, no puede ni abrir una puerta, si acaso colarse por la cerradura o por debajo. No puede llevarte en brazos, ni puedes apoyarte en él, no esperes manufacturas ni hazañas bélicas, no esperes siquiera que ocupe algún lugar.

El robot de luz es energía pura, convoy de esperanza.

Dura cinco años de amistad, observándote, aprendiéndote, soportándote.

Esto era un robot de luz llamado Piki y su dueña Manuelina. Un día fueron al encuentro de un novio de esta en el parque Güell. Los tres volvieron a casa, en el paseo marítimo. Manuelina y su novio se metieron en la cama a oscuras. Estaban haciendo el amor cuando Piki, posándose en sus caras e iluminándolas, les dijo:

-¡Sois unos cerdos que lo único que queréis es estar solos!



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ROBOT DE LUZ

Rh´tha fue a una sucursal de Resorte y compró un robot de luz femenino.

Se lo llevó en el coche. Fueron conversando un poco, conociéndose; pensaba tenerla varios años.

Sus capacidades parecían aceptables, su carácter no muy esquivo, su compañía, gratificante.

-¿Seremos íntimos? - preguntó ella.

- Si. - respondió Rh´tha mirando sus cúmulos eléctricos casi con ternura.

-¿Qué nombre vas a ponerme? ¿Lo has pensado ya?.

- Si.

¿Cual es?.

- Rubí Stromboli.

- Me gusta.

- Y tú me gustas a mí.

Llegaron al piso hablando de otras cosas. Al subir arriba, Rh´tha tenia preparado un rito de iniciación. Rubí Strombolí aceptó todo. Entonces el hombre entró en la habitación, se desnudó y se tendió encima de la cama.

- Ven échate sobre mí.

-¿Qué quieres?.

- Quiero que hagamos el amor.

-¡Estás loco!. No soy una muñeca hinchable.

- Ya lo sé, pero así y todo haremos el amor, ven. - Y su miembro ya estaba erecto.

Rubí Stromboli se tumbó sobre él que la sintió en la piel desnuda como un cosquilleo imaginario.

Se contempló iluminado por ella, vivos colores de deseo, mujer etérea, intocable, llenándolo todo.

Se dio la vuelta y la puso debajo. Su miembro duro rozaba las sábanas. Le dijo:

- Creo que voy a quererte.

- Y yo a ti. - Respondió la robot de luz afectada por tales muestras de cariño.

Rh´tha consumó allí la alianza con Rubí Stromboli, la amante que no podía acariciar.

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