lunes, 25 de junio de 2012

CUENTO DE GIGANTES

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CUENTO DE GIGANTES

Esto era un gigante de estrellas que vino a la Tierra y se enamoró de Mar. Era un ser de otro mundo contra el que no podían nada las fuerzas humanas que, una vez comprobado que no causaba problemas, lo dejaron a su aire.

El gigante de estrellas aprendió todo con facilidad, iba de una parte a otra estudiando a los hombres. Tanto se expuso a su contacto que acabó invadido por sentimientos humanos. Y aquel ser de otro mundo, su cabeza remolino de nebulosas, galaxias su cuerpo y extremidades, cayó preso del amor de Mar.

Aprendía torpemente el arte de amar.

Un día fabuloso fue a declarársele; la sorprendió en un paseo solitario y le habló.

- ¡Oh Mar, digna y sabrosa, yo, Uá, de la raza Gññ, deseo tener relaciones contigo.

La chica se quedó paralizada de horror. Luego reaccionó y se escondió debajo de un árbol.

El gigante acercó su cara atravesando las ramas, la cabeza más grande que la copa.

-¿Qué me contestas?

-¡AHHH!

- No te asustes, no te haré daño.

-¿Quién eres tú?

- Soy famoso, salgo en la tele.

- Sí, sí, sí…¡Pero es un montaje!

- No, soy real. Soy el primero de mi raza que se presenta ante los hombres. Vengo de lejanas explosiones.

Se acercó más, el árbol atravesándole, furias cósmicas la piel, sin vista, sin aliento.

-¿Qué quieres?

- Quiero tener relaciones contigo.

-¿Que tipo de relaciones?

- Todo tipo de relaciones posibles.

-¡AHH!

-¿Estás de acuerdo?

- NO.

- Dime que sí, ¡estoy enamorado de ti!

-¡NOO!

- Sí.

- Déjame pensarlo.

Salió de detrás del tronco y lo miró con curiosidad.

-¡Saca la cabeza del árbol!

Le obedeció.

- Acercaté.

Se le puso delante de la cara.

- Más.

Mar alzó la mano y lo tocó: traspasaba la piel y desaparecía en su cuerpo de estrellas. La sacó de nuevo.

- Eres una fantasía.

- Soy real.

- Ya sé: una holografía.

- Estoy dispuesto a todo.

- No seas pesado.

-¡Aceptas!

- Déjame pensarlo.

Y echó a andar.

- Déjame ir contigo.

- No.

-¡Te he pedido relaciones!

- Tengo que pensarlo, no eres mi tipo.

- No importa.

Y se alejaba. El gigante detrás. La gente que se cruzaban lo miraban intrigados. Era visible pero atravesaba los edificios, el mobiliario, lo atravesaban los coches, se hacía casi invisible.

Al llegar al barrio de Mar la reconocieron.

-¡Anda, el gigante chalado de la tele!

- ¡Mira qué cosa más rara!

-¡Es auténtico, yo lo he visto!

- Parece que sigue a esa chica.

-¡Eh, Mar!, ¿viene contigo? –Le preguntó un conocido.

- No.

- Sí, le he pedido relaciones.

-¡Nooo!

-¿Y eso?

- ¡Estoy enamorado!

-¡Atiza!

- Enhorabuena, Mar.

- Socorro.

-¿Y qué tipo de relaciones te ha pedido?

- Le he pedido todas las posibles.

-¿También sexuales?

-¡Por supuesto!

-¡Socorro!

Mar entró en su piso despavorida. Tomó el ascensor y subió al décimo. El gigante se estiró y asomó la cabeza por los balcones.

Los vecinos querían intervenir.

-¡Vamos, déjala!

-¡Es demasiado pequeña para ti!

- La has asustado.

- La tiene atemorizada.

Habían llamado a la policía

-¡Eh, usted! ¡Apártese de ahí inmediatamente. Está usted cometiendo un acto ilegal.

-¿Por qué?

- No se puede mirar, desde la calle, a través de los balcones de un décimo piso.

- ¿Por qué no?

- Es ilegal, atenta contra la intimidad de las personas.

- No hay ninguna ley que prohiba andar por la calle y mirar a donde se quiera.

- Está usted molestando a la inquilina de ese piso.

- Es mi novia.

- Por favor, no diga tonterías.

Se enfadó.

- No le consiento que llame a mi amor tontería.

-¡Compórtese! Lo que hace no es natural.

- Solo estoy enamorado.

- ¡Es una pesadilla! - Hablaban entre los policías.

- Cierto.

-¡Y que esto sea verdad!

- Nos estudia él a nosotros, y nosotros a él ¿qué?

- Ya ves.

- ¿Crees que otros como él pueden venir a la Tierra?

- ¡Una invasión!

- No nos hace ni caso. Se va a colar dentro.

- Dicen los vecinos que quiere tener relaciones sexuales con una chica.

- Habrá que llamar al ejercito.

- ¡Eh! ¡Eh! ¡Eh! ¡Usted! ¡Baje de ahí!

El gigante flotaba ya sobre la casa de Mar. Los policías le hablaban por altavoces. Llegaron los helicópteros y se mantuvieron a distancia.

El gigante atravesó los cristales, las paredes, las puertas y llegó con su cabeza a la habitación de Mar que se ocultaba en el armario empotrado. Le rozó la piel.

- Mi amor te reconoce.

- No puedes tener relaciones conmigo.

-¡Todas las posibles!

- No puedo.

- Déjame entrar dentro de ti.

- ¡Nooo!

- Como en un árbol, una rosa, una joya…

Mar temblaba.

- Dime que sí.

-¿Qué vas a hacerme?

- Ocuparte, saber de ti, contenerme en ti.

- OOOOhh.

- ¡Dime que sí!

Una cabeza enorme, de polvo de estrellas, esperaba, ojos centelleantes, boca de ondas, humanoide gaseoso y brillante.

Mar cerró los ojos y asintió levísimamente.

El gigante penetró en ella. Toda su masa etérea en el cuerpo encantado de la joven. Dejó de verse en la calle. La policía golpeaba la puerta de entrada y la echaba abajo. Comandos armados irrumpieron en la casa y buscaron por todas partes. Abrieron el armario empotrado y salió Mar levitando. Voló suavemente y se tumbó en la cama. Su cara era de felicidad drogada. Por la comisura de los labios le escurría babita.

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