miércoles, 27 de junio de 2012
EL LIBRO QUE HABLA
67
EL LIBRO QUE HABLA
Lo inventé yo. Lo abres por la mitad y suelta:
- Lluevo tiernamente a la deriva, en la arena informe de colores, en paisajes agotados con angustia...
Cierras. Es malo comenzar de una manera, ya que tiende a mantener un estilo. Abro nuevamente y dice
- Y tú te desperezas en el viejo caparazón de las ambigüedades, anquilosando rosas, acaparando sustancias a rumor...
Cierro. Verdaderamente se pone pesado. Casi es preferible que se calle. Parece que he tenido mala suerte y he dado con un lapsus psicológico poético. Lo mejor es abrirlo hasta que termine con su monserga. Luego es posible que nos diga algo más interesante. Abrir:
- Un insignificante deseo crepita en el bosque de la inocencia según pasan mirando. Y aún más...
Nada de eso. Cierro inmediatamente. Si no ha terminado, peor para él.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario