martes, 26 de junio de 2012

UN CUENTO PARA EL LIBRO INFINITO





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UN CUENTO PARA EL LIBRO INFINITO (L.I.)

El L.I. me llamó por teléfono para pedirme un cuento largo. Le dije que se lo escribiría. Entonces entró en acción su programa y comenzó a dirigirme.

Quería un cuento concreto que debería llamarse La Catedral Infinita. Tendría que imaginármela a partir de obras conocidas, sobre todo de la última generación, con efectos especiales, movimiento continuo. Sí, para ir a Dios no puede uno estarse quieto.

Ese era el otro tema que quería tratar: si a la catedral se puede acceder desde cualquier sitio debido a su infinitud, ¿con quien te puedes encontrar? En el Infinito todos los dioses pueden jugar. En edificio tan inabarcable entran todos los altares.

- Es evidente - continúa con su dirección artística - que la Catedral Infinita debe tener partes distintas distribuidas por todo el universo y los servidores de este templo lucharan y darán testimonio de la verdad que en él se revela.

Se pueden enumerar dioses y altares, describir a los fieles que vienen a orar, los ritos distintos de cada comunidad, la sucesión de profetas y reformas, las dictaduras religiosas y demás pugnas, los milagros, etc., etc.

Definitivamente me sugirió, que tras todo ese entramado situara la historia de un visitante que buscaría una revolución de la Catedral Infinita...

Enfin, no sé porqué me llama para que le escriba un relato si tiene todas las claves para escribirlo "Él" mismo.

Se lo digo y me contesta:

- Te entiendo. Pero necesito de cierto azar, la indisciplina que mi programa no me permite y que un humano como tú tiene con creces.


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