miércoles, 11 de julio de 2012
OTRO BECERRO DE ORO
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OTRO BECERRO DE ORO
Tengo que esculpir OTRO becerro de oro que adore todo el mundo. Será enorme y muy televisivo. Con incrustaciones de perlas y diamantes, cuernos de bronce y pezuñas de plata. Sus ojos serán dos rayos de luz divina que al posarse sobre los hombres les harán temblar de emoción. Estará en una plataforma giratoria y exhalará una espiritualidad sublime que nadie podrá resistir...
Le gustará a los cristianos y a los judíos, a los animistas y a los paganos y también a los musulmanes. Será más fuerte que todos los dioses conocidos y por conocer. Será guía del mundo y espectáculo seguro para generaciones...
Ya está. El Becerro de Oro ha nacido. Ponedlo en las catacumbas y catedrales, en las mezquitas, escuelas y viviendas, sacarlo+ en procesión.
¡Qué nadie le falte al Becerro de Oro! Es la religión del estado, es la base de nuestra cultura. ¡Sea anatema quien ose levantarse contra él de palabra, obra o pensamiento!
El Becerro de Oro sustenta al ejército y a los políticos, a las instituciones públicas y privadas, a los arquitectos y a los doctores, al pueblo y al rey.
Yo soy su profeta y anuncio su venida, ¡alzarlo sobre los pedestales!, ¡Entonad cantos en su honor!, ¡peregrinad a los santuarios y ofrecedle incienso!, ¡arrojaos a sus plantas, levantad vuestros ojos impuros y mirad sus ojos, su luz es arrebatadora...!
Yo anuncio que un viejo dios ha vuelto y busca su lugar entre los hombres. Nunca se fue. Pero ha sido maldecido, escarnecido, abominado.
Llevabais demasiado tiempo haciendo como que no existía. Pero ha llegado su hora: ¡mirad dentro de vosotros mismos, en el fondo de vuestros corazones, sois sus hijos!
¡Tenéis que pagar la enorme deuda que habéis contraído con vuestra ambición si queréis salvaros!
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