viernes, 13 de julio de 2012

MECANOGRAFÍA ASESINA





134


MECANOGRAFÍA ASESINA

Le condenaron a morir en la máquina de escribir.

Lo soltaron en el rodillo y se pusieron a teclear. Letras gigantescas se le venían encima, clac, clac, clac, clac, clac. Las esquivaba como podía.

¿Quién la estaría usando? ¿Qué escribiría?

Se despistó y una tecla le dio de lleno en la cara. Medio mareado la vio: había sido la jota. ¡Lo habían jodido! Sí. En una línea a toda pastilla, lo cazaron de nuevo, brutalmente. Resbaló por el rodillo: una lluvia de letras cayó sobre él: picotazos de acero por el cuerpo. Sangraba: golpes de palabra masacrándole. En una parrafada quedó hecho un guiñapo.

¿Qué podían haber escrito con él?

No hay comentarios:

Publicar un comentario