viernes, 13 de julio de 2012
MECANOGRAFÍA ASESINA
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MECANOGRAFÍA ASESINA
Le condenaron a morir en la máquina de escribir.
Lo soltaron en el rodillo y se pusieron a teclear. Letras gigantescas se le venían encima, clac, clac, clac, clac, clac. Las esquivaba como podía.
¿Quién la estaría usando? ¿Qué escribiría?
Se despistó y una tecla le dio de lleno en la cara. Medio mareado la vio: había sido la jota. ¡Lo habían jodido! Sí. En una línea a toda pastilla, lo cazaron de nuevo, brutalmente. Resbaló por el rodillo: una lluvia de letras cayó sobre él: picotazos de acero por el cuerpo. Sangraba: golpes de palabra masacrándole. En una parrafada quedó hecho un guiñapo.
¿Qué podían haber escrito con él?
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